sábado, 27 de julio de 2013

Nocturno


La noche

lentamente engalana el paisaje silencioso de mi isla borincana.

Va posándose en los montes,

las laderas, en las sombras, los colores, los recuerdos…

Me acaricia la nostalgia.

Y te pienso.

Y te añoro.

Y te anhelo.

Y te siento.

 

La noche. Esta noche

en que mi pensamiento vuela

a otros montes, a otros valles, a otro cielo,

en que mis ojos te contemplan a través de la neblina de los años,

eternizo este momento por los muchos ya pasados.

 

La noche. Esta noche. Otras noches.

Tantos años de renuncia.

Tantas noches apagadas por deberes ya cumplidos

en que el amor quedó dormido

en la caja de recuerdos consumidos.

 

Esta noche mi mente juega a que sigues a mi lado.

Sin renuncias, sin deberes, sin mentiras.

Y me miro en las pupilas de tus ojos tan soñados.

Y acaricio con ternura el amor en otro tiempo idealizado.

 

Esta noche. Ya tan noche.

Noche de murmullos, de coquíes, de luciérnagas y sortilegios…

en que percibo tras la luna ése,

tu rostro tan deseado,

se cristalizan una a una las palabras en el tiempo,

la ternura de momentos ya pasados.

Y te extraño.

Y te quiero.

Y te ansío.

Y te deseo.

 

¡Ay amor! ¿Dónde quedaron otras noches como ésta,

en que el elixir del amor embriagaba nuestra esencia?

Noches locas, embriagadas de amor,

de sombras, de deseos insatisfechos.

 

Esta noche

en mi Borinquen, lluvia y lágrimas se mezclan.

Y una lágrima atrevida se pregunta

si allá en tu Chile santiaguino

aún recuerdas, las palabras, los juramentos,

las delicias de la dicha compartida

en que tu amor y mi amor fueron uno, fueron uno, fueron uno…

entre besos y caricias, entre sueños, entre espinas.

 

Nuestras noches. Otras noches. Esta noche.

Es la noche de recuerdos y de la espera atormentada.

Vuela mi noche a tu noche.

Y transpira el recuerdo.

Y reverdece la esperanza.

Esta noche. Que es mi noche. Vuelvo a tu cielo.

Y camino las estrellas prometidas, sin recelo, una a una…

una a una… una a una…

Esta noche…

Cuerpos al viento

Cuerpos al viento
13/oct./2008


Se levantó la ráfaga de la vida

y los dedos de la inercia

se tendieron al viento

y dejaron de trabajar.

Se acostó el destino

y la sonrisa de un mundo

dejó de exagerar.

Un siglo de deshielo

en los corazones enamorados

que caminaron por la tierra

buscando su destino.

Un mundo de espejos que convergen

en el musculoso reino

de los videntes.

Tú y yo somos nada

ante la descolorida sonrisa

de la vampira idiomática.

Cinco sentidos aún laten.

Una vida se retrae.

Vamos camino a la nada

ante la maldad eterna

de la alegría cansada.

Se levantó la ráfaga de la vida

y nos dejó tendidos,

como cuerpos al viento,

en el desierto ardiente

del rencor que nos circunda.

Veintiún siglos de muerte

y aún la nada se sonroja

y aún el viento transpira

y la alegría se convierte

en régimen de la vida.

Sino del destino maldito

ante esta encrucijada.

jueves, 25 de julio de 2013

Mar (Poesía)


Mar

 Bóveda silenciosa de movimientos circulares.
Espejo cristalino de secretos siderales.

Rocío en la arena perdida de mis cuitas ancestrales.

Verde y azul, remolino de ansiedades.
Murmullo que rebasa la neblina de la risa.

Cristales que transpiran en el pecho de la brisa.

Mar: Eres la magia de la espuma que se agita.

 

Piélago: Mar revuelto es mi pecho. Soy tormenta. 

Fiel lenguaje figurado. Mi palmera se desdobla.

Se desborda la natura, se concentra la bonanza.

En el vaivén de las olas mi grito te acompaña.

Se eterniza la palabra en mi tiempo otoñal.

Una décima galopa en la grupa de una lágrima

invisible ante el viento.

Generosa es la palabra.

Mar: rostro frágil de esperanza.

Te acompaña la tormenta que se agarra de mi calma.

Lágrima azul. Sé valiente. Penetra en mis escamas

y dame la muerte mística

fiel reflejo de mi alma.

 

lunes, 22 de julio de 2013

A mi madre (cuento)

Dedicado a mi madre que padece de Azheimer

No quiero olvidar viviendo
Ternuras sobre mi piel
Caricias tenues, tibios otoños
Perfumes de un dulce ayer.
No quiero olvidar al mundo
Y recordar solo nostalgias
Empecinada en momentos
Que viven de la ignorancia.
No quiero olvidar amores
Que marcaron mi existencia
Ni ser la aurora perdida
En los campos de la inocencia.
No quiero olvidar mi sino
Venciendo nobles designios
Arrullada por demonios
Que congelan sin aviso.
No quiero vencer la gloria
De la sabiduría dolida.
Volcando en recuerdos locos
Una realidad perdida.
Quiero morir con la brisa
Acariciando mi cara
Y mis recuerdos intactos
Lloviznando madrugadas.

           Es un día del mes de febrero. Una mujer de aproximadamente sesenta y cinco años se encuentra lánguidamente acostada. Al rato llega otra mujer vestida de azul, en iguales circunstancias. __ La verdad es que cada día me resulta más incomprensible la reacción de Juan ante los problemas - dice la primera.
 __ Yo ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que vi a ese hombre – contesta la segunda.
 __ Nada… nada… él trata de resolver todos sus problemas peleando y gritando. Se lo he dicho: deja de pelear, hombre de Dios. Pero cada vez es peor.
 __ Tienes toda la razón. Cada día es peor – contesta la de azul. Los hijos no entienden a una.
 __Sí, es verdad, pero ¿Qué le vamos a hacer? Así es ese marido mío.
 __ Una vive pensando siempre en los demás antes que en uno. Y eso no debe ser así. Primero es uno. __ Un día se va a levantar y yo no voy a estar allí. Se lo he dicho, deja las peleas, recógete ya. Y lo peor es que ahora le ha dado por beber. ¡Me tiene loca!
 __ Pero ellos no comprenden y yo estoy cansada de tanto tratar de cambiarlos. Somos demasiado tontas las mujeres.
 __ Tú sabes bien que todo lo que le digo es por su bien. Pero mija, no hace caso. Lo que le digo le entra por un oído y le sale por el otro.
 __ Si, amiga. Hay que dejarlos ser. Que hagan lo que les dé la gana. Ya no me importa. Me han dicho que el mundo se va a acabar. Pues que se acabe. ¡A mí que me importa!
 __ ¡Me estás gritando! A mí no me gustan los gritos.
 __ Tú eres la que estás gritando. Eres una inconsciente.
 __ Tú eres siempre la misma. Mi hija de cinco años se comporta mejor que tú, Sofía.
__ ¿Sofía? ¿Quién es Sofía?
 __ Mira. Déjate de parejerías. Resuelve tus problemas con Efrén y déjame en paz, so puerca.
 __ ¿Puerca? ¿Puerca yo? ¡Mira quien habla! Tú que te acuestas con todo el mundo.
 ___ ¿Yo? ¡Pero mira que atrevida! Me voy a parar de esta cama y ya verás lo que te va a pasar. ¡Vas a ver!! Un hombre vestido de blanco se acercó a ambas mujeres.
 ___ Disculpen señoras, ¿Les ocurre algo?
___ Esta mujer que me está insultando – dice la dama de azul.
 ___ Tú eres la que me está insultando. Ya verás.
 ___ ¿Ustedes se conocen? – pregunta el hombre. Ambas mujeres se miraron y no contestan. Una joven se acercó al hombre y le dijo.
 ___ Disculpe joven. Ella es mi abuelita – señalando a la segunda señora – y tiene Alzheimer y por lo que veo la otra señora también. Ni siquiera se conocen. Pero han mantenido una conversación que sólo ellas la entienden. Y, han terminado peleando. Es por esa enfermedad.
 El enfermero se rascó la cabeza y se despidió, pensando en el dolor que causa esa odiosa enfermedad.

Mis nietos Ratoncitos preciosos de la mano de Dios. Mis ninitos queridos querubines de Dios. Mis razones de vida mi legado de Dios.