13/oct./2008
Se levantó la ráfaga de la vida
y los dedos de la inercia
se tendieron al viento
y dejaron de trabajar.
Se acostó el destino
y la sonrisa de un mundo
dejó de exagerar.
Un siglo de deshielo
en los corazones enamorados
que caminaron por la tierra
buscando su destino.
Un mundo de espejos que convergen
en el musculoso reino
de los videntes.
Tú y yo somos nada
ante la descolorida sonrisa
de la vampira idiomática.
Cinco sentidos aún laten.
Una vida se retrae.
Vamos camino a la nada
ante la maldad eterna
de la alegría cansada.
Se levantó la ráfaga de la vida
y nos dejó tendidos,
como cuerpos al viento,
en el desierto ardiente
del rencor que nos circunda.
Veintiún siglos de muerte
y aún la nada se sonroja
y aún el viento transpira
y la alegría se convierte
en régimen de la vida.
Sino del destino maldito
ante esta encrucijada.
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