La noche
lentamente engalana el paisaje silencioso
de mi isla borincana.
Va posándose en los montes,
las laderas, en las sombras, los colores,
los recuerdos…
Me acaricia la nostalgia.
Y te pienso.
Y te añoro.
Y te anhelo.
Y te siento.
La noche. Esta noche
en que mi pensamiento vuela
a otros montes, a otros valles, a otro
cielo,
en que mis ojos te contemplan a través de
la neblina de los años,
eternizo este momento por los muchos ya
pasados.
La noche. Esta noche. Otras noches.
Tantos años de renuncia.
Tantas noches apagadas por deberes ya
cumplidos
en que el amor quedó dormido
en la caja de recuerdos consumidos.
Esta noche mi mente juega a que sigues a mi
lado.
Sin renuncias, sin deberes, sin mentiras.
Y me miro en las pupilas de tus ojos tan soñados.
Y acaricio con ternura el amor en otro
tiempo idealizado.
Esta noche. Ya tan noche.
Noche de murmullos, de coquíes, de
luciérnagas y sortilegios…
en que percibo tras la luna ése,
tu rostro tan deseado,
se cristalizan una a una las palabras en el
tiempo,
la ternura de momentos ya pasados.
Y te extraño.
Y te quiero.
Y te ansío.
Y te deseo.
¡Ay amor! ¿Dónde quedaron otras noches como
ésta,
en que el elixir del amor embriagaba
nuestra esencia?
Noches locas, embriagadas de amor,
de sombras, de deseos insatisfechos.
Esta noche
en mi Borinquen, lluvia y lágrimas se
mezclan.
Y una lágrima atrevida se pregunta
si allá en tu Chile santiaguino
aún recuerdas, las palabras, los
juramentos,
las delicias de la dicha compartida
en que tu amor y mi amor fueron uno, fueron
uno, fueron uno…
entre besos y caricias, entre sueños, entre
espinas.
Nuestras noches. Otras noches. Esta noche.
Es la noche de recuerdos y de la espera
atormentada.
Vuela mi noche a tu noche.
Y transpira el recuerdo.
Y reverdece la esperanza.
Esta noche. Que es mi noche. Vuelvo a tu
cielo.
Y camino las estrellas prometidas, sin
recelo, una a una…
una a una… una a una…
Esta noche…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario