viernes, 7 de septiembre de 2007

Se me escapa el alma


Se me escapa el alma 22/nov./99
Se me escapa el alma, pulveriza mis huesos. Se me escapan los sueños. Se evapora el silencio. Se me mueren las ansias. Se me muere el cuerpo. Se me van los amores entre besos de invierno. Desandando caminos, voy arreando los tiempos. Y confundo las penas con susurros eternos. No conozco este andar, ni por donde camino. No conozco estos lares, voy hurgando mi sino. Soy vela sin mar en azules trapecios, contradanza en violeta, una más de mis sueños. Una loca del verso a la que llaman poeta. Se me escapa el alma, se me va para el cielo. Va a blanquear los caminos, va a brillar otro suelo. Se me escapa la vida. Va a vivir con los muertos. Se me escapa el alma, como blanco lucero. Se me escapa el alma, sin saber que lo quiero...

Buscando las palabras

Buscando las palabras
19/marzo/02


Ansiedad.
Deseos locos se deslizan por cada vena y arteria de mi ser.
Soy pasión.
Soy deseo.
Soy placer.
Gota a gota el néctar de esta piel,
se mezcla con el ahogo calcitrante del frenesí inexplicable del sentir.

Esta ansiedad febril transpira…
¡Qué sentir! ¡Qué locura de sentir!
¡Cuánta pasión sin poder describir!
Ansiedad loca que se cuela por cada centímetro de piel.
¡Y no poder decir!
¡Y no poder compartir!
¡Y no poder ahogarme en el éxtasis divino del sentir!

Locura pasional, sentir del sentir,
pesadilla de no encontrar palabras para describir…
Esto, tan… ¿!Qué decir!?
Temblor, ahogo, frenesí… ¡Ay de mí!

viernes, 8 de junio de 2007

Loa a la amistad

Loa a la amistad
A Laura Negrón
1975



Es difícil poner en versos
todo lo que se quiere decir
por que las palabras a veces
no se deciden a salir
para expresarte ellas mismas
el cariño que hay en mí
por la hermana del alma
por mi mejor amiga, por ti.

Decirte, cuanto para mí
significa tu amistad
cuanto a mi alma ayudan
tus consejos, tu verdad.
Tu verdad que tantas veces
me ha ayudado a encontrar
mi verdad que siempre anda
sin saber por donde va.

Nuestra amistad ha sido un fruto
que entre ambas cultivamos
y va creciendo poco a poco
con los días, con los años.
Es como un río que corre
sin saber a donde va,
pero lleno de esperanzas
de llegar hasta el final.


Es difícil poner en versos
todo lo que se quiere decir
pero más difícil es a veces
no quererlo difundir
cuando el verdadero cariño
quiere del alma salir.

jueves, 8 de febrero de 2007

Destiempo (cuento)

Destiempo
enero/2007


III

Regresar… regresar después de diez largos años en un país que no es el mío, un país frío que me congelaba los huesos y el alma. Pude haberlo hecho en el verano, pero me decidí por las navidades. Verano es sinónimo de playas, sol, palmeras, calorcito. Pero las navidades, ¡ah! Además de todo eso tendría el sabor de mi cultura, el olor de mis recuerdos, la mezcolanza del sabor isleño, comida, calor.
Llegué así, sin avisar, con apenas un par de piezas dentro de un bulto de mano. La bienvenida no fue como la esperaba, pero sí acogedora. Mis tíos aún conservaban la finca que me cobijó por dieciocho años: Mi casa grande.
Estuve entre fiestas, aguinaldos, promesas, pasteles, arroz con gandules, pitorro y frenesí. En la llegada del año nuevo se me ocurrió montar a caballo. Una lluvia finísima me recordó que ya tenía cuarenta años y que debía cuidarme. El manantial, que tantas veces limpió mi cuerpo y mi alma, había crecido. Al intentar cruzarlo, mi caballo se hundió y me llevó consigo.

I

Tenía quince años cuando me hundí en el manantial. Ya me habían advertido que no me metiera donde tomaban agua los bueyes pues era un área muy traicionera. Perdí el sentido. Al despertar un extraño me miraba fijamente. Traté de incorporarme pero él no me lo permitió. Me dijo algo que no entendí, me cogió en sus brazos y me llevó a una especie de tienda hecha de palmas y techada con cascos de coco. ¡Qué extraño! – pensé-. Una mujer cincuentona apareció y me puso una amalgama de hojas y tierra en la cabeza. Me desmayé. Al despertar el dolor de cabeza y el zumbido en los oídos se habían ido, junto con la mujer. Mis ojos la buscaron por todos lados pero no estaba. El hombre seguía hablándome en un lenguaje extraño y sus ojos seguían aplastando los míos con su mirada. Puso su mano alrededor de mi cintura y un fuego tibio me inundó. ¿Quién era y qué hacía allí?
El monólogo de aquel hombre duró horas, o tal vez días. El tiempo parecía no correr en aquél lugar extraño. La atracción que ejercían los ojos del hombre resultó cada vez más profunda. Una luz intensa me atrajo, un beso tibio fue el recuerdo final de aquel extraño momento.

IV

Desperté en el mismo lugar en que veinticinco años atrás había visto a la pareja. El hombre, como entonces, estaba allí. Esta vez me besó tan pronto me vio. –Me alegra tanto volver a verte- fueron sus palabras. Y esta vez lo entendí. –Todo está como cuando te fuiste- Miré a mi alrededor y todo me resultó conocido. Mi hombre, el rancho, el tiempo, mi vida a su lado. Sólo éramos él y yo, en un mundo fuera del prisma del tiempo


II

Esa chica que acaba de llegar soy yo hace treinta y cinco años, no tengo la más mínima duda. Recuerdo mi angustia al no entender a mi hombre. Ahora: soy yo, soy ella o soy ambas...?

Un día de Reyes (cuento)

Un Día de Reyes
6/01/07


No me parece lógico haber esperado tanto. La verdad, no sé como se me pudo hacer tan tarde. Uyy es que cada día estoy más lerda. Ya son casi las ocho y aún no llego ni a Ponce. Aunque la verdad fue muy lindo compartir con mis sobrinos nietos… o nietos sobrinos, o como se diga. ¡Qué felices estaban! Esas caritas hermosas gozando con sus juguetes. La verdad fue que los Reyes se portaron muy bien con ellos.
Y a éste, ¿qué le pasa ? No ve que es de noche y esas luces altas marean ? La verdad es que los puertorriqueños cada día estamos peores. Voy a llegar como a las diez, y eso, si no hay tapón. ¡Qué Día de Reyes. Y hablando de Reyes, ¿Qué hará mi esposo? Bendito, hoy es su cumpleaños y yo por acá. Pero, en 28 años es el primer año que paso fuera de la casa este día.

¡Qué tarde! Y yo que no veo nada.

Aquí está Ponce ya. Ahora al expreso. Espero tener el dinero suficiente.
Bueno aquí hay cinco dólares… y algo de menudo por ahí… ¡Madre mía, si no tengo gasolina!!! ¿Cómo se me pudo pasar? No, si hoy estoy de malas. Y prácticamente está vacío. Tengo que salir de este maldito expreso. A ver si por aquí consigo una gasolinera. ¿A dónde llevará esta calle? Diantre, espero no perderme. Por ahí veo un letrerito con una bomba de gasolina. Deja seguirlo. ¿Y dónde estará esa gasolinera? Ya no sé ni dónde estoy. Y no se ve ni un alma a quien preguntar. ¡Dios Mío, que miedo tengo! Ya quiero llegar a casa y acostarme en mi camita. Ahhh… ahí está la famosa gasolinera. Espero que tengan ATH.

UF… Por lo menos ya tengo el tanque lleno. A ver por donde salgo ahora. El de la gasolinera dijo que cogiera derecho y luego a la derecha. Ufff, creo que ése no sabe ni cual es su derecha. Ese letrero dice que para San Juan es a la izquierda. Seguiré por ahí.

Llevo media hora y no encuentro una salida. Esta carretera está muy oscura. ¡Qué miedo, Dios Mío! Debo seguir, no puedo virar. Creo que el muchacho de la gasolinera tenía razón. Era a la derecha. ¿Por qué no le habré hecho caso? Ahora chávate, Nime. Iré despacio por si veo a alguien.

¿Qué es esa luz? No se ven casas. Uyyy… Señor, ayúdame. Y ahora que le pasa a este bendito carro? No me digas que te vas a apagar y por aquí…¿Estaré loca? Oigo el llanto de un niño … o será el maullido de un gato? Sí, no hay duda, es el llanto de un bebé. A ver si la madre me dice como salir de aquí. Espero no me roben el carro mientras pregunto. Tonta. ¿Quién te lo va a robar si no hay un alma por todo esto? Bueno excepto el niño y con quién esté. ¡Qué raro! No se ve a nadie. Pero aún oigo el llanto del niño.

Pero, ¿qué es esto? ¡Es un bebé tirado en el piso! Y con este frío. ¡Oh, Dios mío! Lo dejaron aquí solito.., ¿Y eso? Otro más. Hola. …Hola. No responde nadie. Está lleno de sangre. Horror. Debo salir de aquí. Pero no puedo dejar a estos niños. Llevaré primero al bebé. Ven amor… ven. Debe tener hambre para gritar así. Espera aquí, bebé. (Como si se pudiera ir). Ya vuelvo. Éste debe tener como dos años. Pesa bastante. Tiene un balazo. Pero siento su respiración. Anda carrito prende y rápido, prende. Tenemos que irnos de aquí como alma que lleva el diablo. Pero ahora, ¿qué hago? Estoy temblando de miedo. ¿Qué hago con estos niños? Respira hondo, Nime. Así. Bueno, lo principal es llevar al mayorcito al hospital. ¿Quién les habrá hecho esto? Y precisamente esta noche de Reyes?
Creo que debo ir a la policía. Ellos sabrán que hacer. Sí.. eso es. El cuartel de Caguas está en el expreso. Allí estaré lejos del sinvergüenza que hizo esto. Y estaré también cerca de casa. Si sigo guiando tan rápido me van a arrestar antes de llegar al cuartel.

Por fin. Oficiales. Por favor vengan. Es que encontré unos niños. Es la verdad. Uno está herido. Es de bala. No, no son familia mía. Ni siquiera sé quienes son. Los encontré en unos matorrales. El llanto del bebé me llevó a ellos. Sí… sí... llame la ambulancia. El niño está muy grave. Si está bien. Iré con ustedes. Pero antes me comunico a mi casa.
Menos mal que nadie se desmayó. Lo cogieron tan normal. Esta familia mía. Suerte que logré convencerlos para que no salieran de la casa. Que me vean en las noticias mejor.
Es verdad Sr. Periodista, yo no los conozco, sólo los encontré. (Mejor arranco yo
También para mi casa) Sr. Policía si me necesita… ya sabe donde encontrarme. Adiós.

Hola familia. ¿Me vieron en las noticias? ¿Qué dices hija? Así que un robo de carro. ¿Y los niños estaban en él?

Gracias a Dios y a los Reyes que me llevaron por ese camino…

sábado, 20 de enero de 2007

A Luis Manuel (mi hijo)

A Luis Manuel
1/1/05

Vierto en la esencia de mi vida
tu dulce licor.
Sonrió ante la brisa que me trae
tu sonrisa de niño travieso
y tu fuerza de hombre sensible.
Eres el reflejo de mi sol.
El diamante que le robé a la luna.
La alegría de este ser
que vive de tu sentir
y ríe con tu vivir.
Acurrucado en mis entrañas
siento aún parte de ti.
El sentir se transmuta
en azul amor.
Puro amor que doblega el corazón y la razón.
Sortilegio de mis días,
vence con tu tesón y osadía
mi fragilidad maternal.
Despliega tu bandera acorazada,
deslízate por los aires
con tu telaraña dorada,
aférrate a la vida
y enfrenta al mundo
con tu bondad y tu espada.

A Lisy (mi hija)


A Lisy
1/1/05

Una parte de mí
se salió una tarde
a buscar otro sendero
lejos de mi calor.
Y caminó desnuda
por los mundos del mundo.
Caminó su inocencia
de alma y corazón.
Caminó transparente.
Caminó sosegada.
Construyendo caminos,
construyendo alboradas.
Y enfrentó la neblina
con su manto doliente.
Y enfrentará el deshielo
de los trópicos ardientes.
Y enfrentará los dolores
que hieren la carne.
Crecerá la semilla
y se volverá gigante,
inspirando sonrisas
en las lánguidas tardes.
Y vencerá las barreras.
Y vencerá las heridas.
Esa parte traviesa
que nació de mis ansias,
se nutre de esperanzas
y del saber Divino.
Esa parte mía
está llena de fuerza
y se presta presurosa
a forjar su destino.
Esa parte valiente
construirá los caminos
que cambiarán la vida.
Esa parte hermosa,
Es la hija mía.

sábado, 13 de enero de 2007

Tres perlas: Rep. Dom., Cuba y P. Rico

Tres perlas
1972

Entre el espejo de un mar salado
que con sus encantos hace brillar,
tres hermosas perlas de terciopelo,
tres bellas antillas de azahar.

Aves de paso llegan a ellas,
gente de toda la inmensidad
que con cariño acogen ellas
y les brindan su cordial hospitalidad.

Son tres brillantes cosidos a mano,
por lindas ninfas años atrás,
y entrelazados unos a otros
por finos hilos de suave cristal.

El mar las arrulla con paternal cariño
y el Sol las alumbra con su claridad.
¡ Son tan hermosas las tres antillas !
¡ Son tan hermosas en su soledad !

Es Cuba hermosa águila cautiva
con cadenas que no la dejan ni respirar
y por ella cantan los siete mares,
suaves melodías de triste penar.

Mas preciosa perla llegará el día
en que en tu suelo haya libertad
y que en tus hombres y tus mujeres
sólo el amor puro pueda mandar.

Eres Quisqueya frágil revuelo
de un viento airoso en su tempestad
que con caricias y grandes anhelos
juega cual niño en su infantilidad.

Eres Quisqueya tierra de ensueño,
una perla perdida entre este gran mar,
eres el contacto de tus hermanas
para gritar juntas la palabra: ¡ amar !

Eres Borinquen hermosa musa
que inspira a todos con su bondad,
eres recuerdo, eres bravura,
eres la diosa de la verdad.

Tierra que adoro pues es mi patria,
madre adorada que me enseño a soñar,
oasis perdido entre los mares
y al que se llega fácil a amar.

Quiero que seas por siempre Borinquen,
Isla que adoro con frenesí,
tierra libre donde el hombre
pueda por siempre vivir feliz.

Son tres grandes anhelos, tres soles,
tres bellos lirios en un jardín.
Son las tres islas de mis recuerdos.
Son las tres perlas de las que escribí.



Cita a ciegas (2): cuento erótico

Cita a ciegas
2

¿Qué le llamó la atención de aquel nick? Nunca lo supo. Sólo que le habló aquel día por pura curiosidad. Fue grata su conversación, la cultura que se desprendía de aquella personalidad. Siempre le había llamado la atención los hombres cultos, que supieran expresarse y sobre todo que tuvieran conversaciones interesantes, amenas y variadas. Así era él.
Su nick era “Lobo”. Desde el primer instante congeniaron, cibernéticamente hablando. Él le contó aspectos sobre su vida que la impresionaron, ella a su vez le contó de la suya lo que le convenía. Comenzaron a intercambiar cartas de amor y poco a poco, ella iba descubriendo la personalidad del que en última instancia se iba convertir en su amante cibernético.
No tardó mucho en averiguar quién era. Supo de ese político tan importante que se moría por estar con ella. Ocupaba un alto puesto en el gobierno y en varios meses correría para otro cargo mucho más importante. Era casado, con hijos adolescentes. Un político incorrupto, honesto, trabajador, buen padre y esposo.
Comprendió que por más que se enamoraran la vida de él no cambiaría a menos que renunciara a todo por ella. ¿Sería él capaz? ¿Lo permitiría, en todo caso, ella? Ella, que también tenía una vida ya hecha, una familia, unos hijos. Sabía que no sería capaz de dañar a otra persona. Pero también sabía que amaba aquel hombre con un amor avasallador. Un amor que se nutrió de palabras salidas del corazón, del espíritu, del alma. Por eso, quizás, era más fuerte que cualquier otro vivido antes. Allí no importaba tanto lo físico, sino los sentimientos, lo verdadero, lo que nos hace ser lo que somos, nuestra interioridad. Se descubrió a sí misma amando, deseando, soñando, olvidándose de compromisos y deberes contraídos. Muchas veces estuvo a punto de revelarle quién era, pero lograba controlarse, lo hacía por él y por los suyos.
El amor siguió creciendo, nutriéndose más de deseos y de sueños. Algunas ocasiones lo espiaba, lo seguía con la mirada, sin acercarse. Sus ojos se inflamaban de amor. Podría acercarse, decirle quien era, pero seguía allí, pegada al piso, observándolo. ¡Sabía ya tanto de él! Sus secretos, sus miedos, sus gustos más íntimos. Si hablara, si sólo llamara a algun paparazzi o chismólogo, destruiría su carrera y tal vez entonces él correría a sus brazos. Pero nunca lo haría. ¿Cómo hacerle daño si lo amaba?
Una noche en que se declaraban ese amor tan inmenso que sentía el uno por el otro, comenzaron a encontrarse mentalmente, a besarse, a desnudarse y se encendieron en la hoguera del sexo cibernético. El amor los llevaba, el deseo los transformaba. Y fue así que conocieron el otro lado del ciber espacio. Todo fue más intenso, más desafiante, que un encuentro real. Se hicieron y dijeron cosas que quizás nunca se hicieran realmente. Sin embargo quedó el deseo de hacerlo. Noches después él obtuvo de ella el sí para el encuentro.
Pero ella puso las reglas. Se verían en un hotel a oscuras. A todo él dijo que sí. Sólo deseaba estar a su lado, sentir su piel, amarse como en el ciberespacio.
Lo acordado sucedió. Al sentirlo cerca su boca lo buscó como si siempre hubiese conocido la anatomía completa de ese hombre, sus lugares más excitantes. Lo besó, lo lamió, lo chupó y fue de él como tantas veces lo soñó. Fueron momentos de sexo real, de dolor compartido, de amor secreto. Ella sintió en ese instante que ese hombre le pertenecía, que era suyo y que nada ni nadie los podía separar. Estaban incrustados el uno en el otro, no solo sexualmente, sino también espiritualmente. No importaba familia ni partidos políticos, chismes o problemas económicos, si era de día o de noche, si estaba nublado o hacía un sol radiante. Cabalgaba sobre él, sentía su sexo penetrarla, rompiendo metafóricamente su cuerpo, pero también sentía su corazón como lloraba, como se resquebrajaba. Había amado el espíritu, la mente, la forma de ser de ese hombre, como nunca había amado a uno real y ahora comprendía que también amaba su físico, su forma de amor carnal, sus latidos, sus gemidos, su forma de respirar y hasta su forma de reaccionar al llegar al orgasmo.
Entró al baño y comprendió que si no se marchaba en ese momento y salía de la vida de aquel hombre en ese instante, la vida de ambos quedaría arruinada para siempre. Era ese el justo instante para huir, sin mirarlo, sin dejarlo hablar. Lo amaba más de lo que imaginaba, por eso debía dejarlo ir, renunciar a él. Se vistió rápidamente y salió. Sólo balbuceó unas palabras y un último: “te amaré para siempre”, mientras él la miraba extrañado. Salió a la calle donde el viento nocturno se llevó sus lágrimas y las estrellas y la luna guardarían su secreto de amor con aquel hombre que pronto regiría el destino de su país.

Cita a ciegas: cuento erótico


Cita a ciegas
I

Andrés era un alto ejecutivo del gobierno. Comenzó a utilizar el internet por curiosidad y también como una forma de olvidar el estrés que le provocaba su trabajo. Descubrió que era muy divertido entrar a un cuarto de chat y comenzar a conversar con alguien completamente desconocido. Y, lo más importante para él, que nadie lo podía reconocer. Así entraba con la personalidad que quería, se inventaba una profesión, otra edad, otro lugar de origen, otra vida. De vez en cuando, cuando sus muchas responsabilidades se lo permitían entraba y conversaba con la primera persona que le hablara. Había “conocido” ya varias mujeres: una argentina, que después de unas semanas abandonó el internet para casarse con un hombre de carne y hueso, una colombiana, muy joven para sus gustos, por lo que pronto se olvidó de ella y una puertorriqueña a quien le “sacó el cuerpo” ya que no quería problemas con una mujer tan cercana a su vida.
Uno de esos días en que entró con deseos de olvidar el estrés del trabajo, un PM apareció en su pantalla. Una persona con el nick de “Hechicera” le saludó. Le dijo que era de Puerto Rico, por lo que estuvo a punto de “cortarla” pero, después de un rato, se descubrió a sí mismo diciéndole que también era de la Isla del Encanto. Siguieron conversando de las cosas usuales en internet y quedaron de seguir conociéndose a través del correo electrónico. Así lo hicieron, descubriendo ambos la afinidad que había entre ellos. Él, al principio cuidaba su identidad, pero más adelante su ego le impulsó a decirle cosas sobre su vida privada. Ella le correspondió. Era unos cuantos años mayor que él, casada, con tres hijos adolescentes. Trabajaba en las oficinas administrativas de una universidad muy importante en la Isla. Nada de eso le importó. La forma culta, extrovertida y elegante que tenía esa mujer para expresarse lo subyugaba, lo hechizaba haciéndole honor a su nick. Los correos entre ellos se hicieron más seguidos y él descubrió que además de cultura, de esa mujer emanaba una sensualidad animal que lo atraía y lo hipnotizaba. Varias veces se preguntó si sería realmente hechicera.
Una noche se descubrió a sí mismo dejándose llevar por la sensualidad y la sexualidad de aquella mujer. Y, así, entró al mundo del sexo cibernético. Su deseo de ella se hizo más fuerte y, desde esa noche sus cartas electrónicas se convirtieron en misivas de amor. Le contó aspectos de su vida personal que no le había dicho a nadie, ni aún a su esposa. Le habló de sus poemas secretos, de su primer amor, de su familia, de sus sueños, su trabajo en el gobierno, sus miedos, sus luchas. Se desnudó ante ella.
Le pidió que se conocieran personalmente a lo que ella se negó. Él siguió insistiendo hasta que por fin, un día, accedió, pero con la condición que sería sólo bajo sus términos.
Esa noche de domingo, a las 12:00 PM, fue al hotel que ella había escogido. La puerta estaba junta, así que la empujó y entró. En el cuarto todo estaba en tinieblas. No podía encender la luz, eran sus instrucciones. Oyó una voz tenue que le pedía que fuera hacia la cama. Apenas distinguía ese cuerpo que se moldeaba en la oscuridad. Se desvistió y se acostó al lado de ese cuerpo que olía a mujer. La voz sensual se volvió a escuchar. Tan pronto se acostó, ella se colocó sobre él y le expresó cuanto lo deseaba. Le besó los ojos, las mejillas, el pelo, le susurró al oído palabras apasionadas y sintió sus besos largos y profundos. La lengua de ella se unió a la suya y cerró los ojos para sentir lo que ya se había imaginado muchas veces mientras realizaban el sexo cibernético. Ella siguió la excursión por su cuerpo. Besó su cuello, su pecho, sus tetillas, donde se sumergió por varios minutos, dándose tiempo a chupar a su gusto. Pasó luego a su abdomen. Sintió la lengua en su ombligo y luego por su sexo. Aquí se entretuvo largamente, midiéndolo con la lengua, chupándolo. Primero la sintió en la parte suave de su miembro, luego a lo largo de éste, después como lo introducía en su boca y succionaba. Disfrutó de ese momento como nunca antes lo había hecho. Después de lamerlo por última vez, la vio separarse y sentarse sobre su cuerpo inmóvil. Cabalgó sobre él varios minutos, lento primero, rápido después, hasta que los gemidos se convirtieron en alaridos de orgasmos al unísono.
Ella se levantó y fue al baño. Él se quedó recostado, pensando que algo tan fabuloso no podía ser cierto, que debía estar soñando. Le iba a reiterar su amor, trataría de convencerla para que lo ocurrido continuara. Ya se ocuparía él en buscar el tiempo en su atareado trabajo de alto personaje del gobierno.
La puerta del baño se abrió y vio su figura dibujada en el marco de la puerta. Le dijo cuanto la amaba, pero ella sin escucharlo bien se despidió, murmurando que lo amaba, que nunca lo olvidaría y que lo amaría siempre. Él quiso seguirla, impedirle que se marchara, pero se dio cuenta de lo inútil de su actitud. Estaba desnudo en ese cuarto de hotel, era un hombre casado, una persona importante y no podía darse el lujo de que lo reconocieran.
Ella salió de ese cuarto como salió de su vida. La buscó inútilmente en el chat, le escribió cartas electrónicas. Lloró. Pasó días en pena. Su carácter cambió. Se volvió taciturno, irritable. Hasta que un día se rindió ante la realidad, él ya no le interesaba a esa mujer, tal vez nunca le había interesado realmente. Todo para ella, había sido sólo un juego. Tuvo un estremecimiento. ¿Y si hablaba? ¿ Si lo exponía ante los demás? Esta vez tembló de terror. Pero no, no podía haberse equivocado tanto respecto a ella. Respiró hondo. Él hubiera arriesgado todo por esa mujer, su posición social, su puesto en el gobierno, el puesto al que aspiraba; todo por ella. Suspiró recordando. Él, un hombre tan importante, futuro candidato a la gobernación de la Isla, sabía que jamás podría olvidar esa extraña cita a ciegas que lo llevó al paraíso e inmediatamente lo bajó al oscuro fondo del infierno.

Esperanza agazapada

Esperanza agazapada
7/feb/03



Te he amado
con la terneza del doliente.
Sin reparos, sin esperanzas,
Sin el toque de la dicha confirmada.

Siglos de distancia.
Siglos de esperanza agazapada.
Yo aquí. Tú allá.
Rayos y lunas de añoranza.
Palabras que adolecen de palabras.
Amor que no se calla
a pesar de la distancia.

Años pasan,
lunas tejidas al compás de las palabras.
Soles oscuros y cambiantes.
Tú lejos. Yo lejos.
Polinomio de locura en amalgama.
¿Cuántos años?
¿Cuánta espera?
El corazón desliza lentamente esta pena.
¡Estoy ya tan cansada!
Ven y dame la respuesta tan ansiada.
¡Ven y dame la locura de un mañana!

domingo, 7 de enero de 2007

Mi melancolía


Mi melancolía
29/mayo/2003



Compañera traviesa
que te escurres de pronto
sin ver que este cuerpo
se encuentra ocupado.
Te plantas, altiva,
sintiéndote reina.
¿No ves que no siempre
te quiero a mi lado?

Eres fría, arrogante,
la dueña del tiempo.
Tu frío misterioso
congela mis venas.
Tu aliento me embriaga,
tu frente me quema.
Amiga invisible
transgredes mi pena.

¿Qué eres mi amiga?
Lo sé. No lo dudo.
¿Qué eres parte mía?
Comprendo mi sino.
¿Qué sin ti no soy?
También lo aseguro.
¿Pero dime, señora,
no añoras los cambios,
no varias el tema?

Compañera traviesa
no fuerces mi vida.
¡Dame mi espacio!
¡Dame mi alegría!

Mi cama

Mi cama
15/marzo/03



Los huesos cansados
se confunden con las sábanas
de lino encantado
que vierten las lágrimas.

Un cuerpo roto
descansa en su cama,
con vagos suspiros
que parten el alma.

Tentación de horas,
lágrimas de mañana.
La vida que sigue,
el mundo que acaba.

Las horas muertas
desde mi ventana.
Transita la vida,
reposa la almohada.

Los huesos se apartan,
se tiñen, se calman.
Los sueños carcomen
el alma cansada.

Un suspiro ronda
la vieja manzana.
Contemos los sueños
desde ésta, mi cama.


Mi Robert

Mi Robert

¿Quién es tu inspiración ?
Es la pregunta de todos los días.
Y yo pícaramente contesto:
¡ Es la vida !


¿Quién es ese hombre del que hablas?
¡ Ése ! Un ser imaginario.
El amor personificado.
El hombre perfecto que hay en mi mente.
Un ser idolatrado.


Pero mis ojos conservan,
la picardía del secreto.
Y mis labios aún sienten
el sabor de aquellos besos.


Hoy mis ojos como luciérnagas
irradian nuevos destellos.
Y mi cuerpo aún tiembla,
recordando esos momentos.


Y todos piensan que no existes
que eres Brad Pitt idealizado,
que eres la locura al acecho,
que eres un ser inventado.


Y yo vivo entre brumas,
la picardía del secreto.
Ansiando verte cada noche
y erotizar el firmamento.


Mi Robert Redford, mi don Juan,
mi Tom Hanks, mi Bruce Lee.
Existes con otro nombre.
Si aún no lo saben, ¡ Búsquenlo aquí !

La loca del 301 (Primer Premio Certamen MJCACHO, 2000)

La loca del 301


Un grito desgarrador rompió el silencio del lugar y heló mi sangre. A éste siguió un corre y corre y un “se nos muere la del 301, se nos muere”. A pesar de toda mi experiencia como psiquiatra no pude evitar la tensión por la emergencia del momento. La situación empeoró. La enferma entró en “shock”. Desde el pasillo escuchaba frases entrecortadas que repetían, “se nos muere”, “hay que llamar a la familia”, “electroshock”, “otro”, “otro”…
Seguí mi ronda pero el recuerdo del drama que se llevó a cabo en el cuarto de emergencias me siguió toda la mañana. Al terminar mi turno esa noche pregunté a una de las enfermeras que había estado en el “corre y corre”, lo que había sucedido.
“Es la loca del 301. Su historia es el mejor ejemplo de la estupidez que se puede cometer por no tener los pies bien puestos sobre la tierra.”
La curiosidad unida a un no sé qué, me impulsó a seguir escuchando la narración de la enfermera.
“La logramos salvar pero todo es cuestión de tiempo. No tiene remedio. Otro ataque y se nos va. Sus ataques de demencia comienzan siempre igual. Grita, sus ojos se dilatan, escupe, muerde…prácticamente se convierte en una fiera; luego se pierde en el infinito repitiendo constantemente el mismo nombre: “Carlos…Carlos”. Luego cae con espasmos, echa saliva, tiembla y entra en “shock”. ¡Es una lástima, fue una mujer tan culta!”
Ante mi afán de saber, prosiguió la narración.
“Es una historia muy triste. Una mujer felizmente casada, con niños, con futuro; hasta que la desgracia la visitó. Comenzó a relacionarse con personas de diversas partes del mundo a través de la computadora. Entre éstos con un joven mejicano, lleno de vida y sueños alocados. Las conversaciones se hicieron largas, apasionadas, misteriosas. El frío teclado fue adquiriendo un sentido de complicidad, la distancia se hizo un suspiro y una amistad que comenzó como todas: “Hola”,” ¿De dónde eres?”,” ¿Cuántos años tienes? ”; se convirtió en el más extraño y loco amor. La idea de lo desconocido, de lo prohibido, los envolvió y los unió aún más. Así poco a poco, día a día, distancia a distancia, el amor irreal se hizo real, cada día más grande e intenso.”
“Cuando la pobre mujer se dio cuenta ya se había enamorado y estaba envuelta en una telaraña de sueños y fantasías. Sin conocerse, sin saber nada el uno del otro, sin el contacto piel-sustancia, se entregaron el uno al otro en sueños, en la mente ansiosa de amor de esa loca apasionada. Las frases de amor fueron vistas por muchos y algunos se dieron cuenta de ese sueño absurdo y sin sentido.”
“Ella echó a un lado toda su vida, cambió su mundo real por una no-existencia y se limitó a ser de él, a que todo su horizonte fuera él y juntos volaron en sueños de espejismos y nostalgias. Perdió sus estudios, su carrera, su familia; toda su vida y su mundo se volvió él y su gloria fue él y su universo fue él.”
“Hasta que un día quiso saber y encontró la respuesta. Descubrió que todo había sido sólo un sueño… El joven se reunía todas las noches con un grupo de amigos, juntos disfrutaban las mentiras, preparaban las respuestas, moldeaban ese amor que entregaban en frases hechas. Se burlaron de ella, de sus sentimientos, de sus sueños, de su amor y de la gloria alcanzada a través de fantasías e ilusiones.”
“Todas las emociones sentidas se volvieron una, todo el éxtasis logrado se transformó en otro superior y la locura la envolvió para no dejarla ya más. Su mente enamorada no entendió y sucumbió. Lleva tres años aquí y la verdad, no creo que dure mucho. Ella no desea ya vivir, no tiene alientos de vida.”
¿Qué sentimientos encontrados provocó esa historia en mí? ¿Qué fue lo que verdaderamente me impactó de la vida de esa mujer? Solo sé que mis pasos me llevaron a su cuarto. Cuando entré la vi tirada en aquella cama de hospital, era un cuerpo muerto, y unos ojos sin vida los que me miraban. Todo el dolor del mundo estaba reflejado en esos ojos opacos que me miraban de cientos de siglos de distancia.
Fui hacia ella y sus ojos me siguieron y a través de ellos vi el inmenso amor que se encontraba prisionero dentro de ese cuerpo de mujer, un amor que había ido más allá del tiempo, el espacio y la distancia. De pronto, una mueca simulando una sonrisa se dibujó en sus labios y de ellos como un murmullo salió un nombre: “Carlos… Carlos… Viniste.”
Nunca pensé que se pudiera amar en esa forma. Ese nombre me transformó y la amé como tendría que haberla amado él… y sentí un amor fuera del cuerpo, de lo real, de lo tangible: un amor espiritual. Entendí su amor y me inundé de él. Tomé su mano entre las mías y su sonrisa se hizo más humana. Y escuché su voz suave, tranquila, delicada: “Carlos… amor… gracias por venir a verme. Sabía que no me abandonarías”.
Todo su cuerpo tembló, sus ojos se desorbitaron y su corazón dejó de latir. Yo quedé allí, trémulo, con su mano entre las mías y con el cansancio de siglos sobre mi espalda.

Hoy quiero ser hombre

Hoy quiero ser hombre
A Mildred
22/agosto/02


Hoy me levanté con ganas de ser hombre,
de revolcarme en el polvo de las lánguidas tardes,
de dar comida a la inercia, de dar órdenes,
blasfemar, comer y rascarme donde me dé la gana.
De trabajar de ocho a cuatro,
navegar o jugar en internet, ver televisión,
o sencillamente, no hacer nada.
De jugar a ser rey, a ser dios,
sin que se me arrugue la cara.
Hoy me levanté con ganas de ser hombre
y embebecerme en la dicha de una vida regalada.
No tener que ponerme afeites, ni cremas
que mancillen mi vida almidonada
y mandar todos los besos que surjan en mi boca
de galán recién planchado.
Hoy me levanté con ganas de ser hombre
y regalarme un mundo de artificio bordado.
Darle rienda a pasiones y deseos insatisfechos,
a ansias que se mueren en rutas desesperadas,
y retozar en vaporosas faldas de mujeres aladas,
para soñar luego en los brazos de la mujer amada.
Hoy me levanté con ganas de conquistar al mundo...
¡Aunque sea en la cama!


sábado, 6 de enero de 2007

Ayer (Mención ICPR Junior College,1998)

Ayer
Tú y yo
Como nada
Como sombras
Como bestias desatadas
Por el ansia de un momento,
Por deseos ocultos que desgarran.
Fuimos uno en el tuétano del mundo.
En el placer, la música, el amor y la poesía.
Ayer, dimos rienda suelta a nuestros impulsos,
A deseos que se convierten luego en nada
¡Oh impulsos que se quedan en el mundo!
¡Oh razones de pareja enamorada!
Ayer

Y
Yo
¡fuimos pasión,
fuimos todo y
fuimos nada!

jueves, 4 de enero de 2007

Acuarela

Acuarela
30/abril/02


Acuarela del tiempo,
matices perdidos en mis inmensidades.
Lastimosa penumbra que opaca la vista
huyendo de verbos,
de orgías, de vida.

Y soy lisonjera (la dama del verso.)
Y muero de sueños (candidez suprema.)
Y busco dentro del surco oscuro que es mi vida,
la luz que me inspira,
el germen dormido que oscila en mis días.
Y resurge la espuma,
y encabrita los versos:
¡ Palomas oscuras marchitan mi osadía!
Rebusco entre las venas silenciosas que nutren la existencia
Y le pregunto al musgo que aún late:
¿Qué es la vida?
Y el eco doloroso de una eternidad vacía
Contesta al eco turgente de la onda bizantina:
(Es el germen divino
que calienta al sol
y prende la flama
que da vida al amor)
¡Estupidez perdida!

Cansancio

Cansancio
5/jun/00


¡Grito!
Y el dolor se esconde.
¡Lloro!
Y el dolor se desliza.
¡Sonrió!
Y el dolor me esquiva.
¡Sueño!
Y el dolor mendiga.


Vivir sin tiempo y en olvido.
Ser un signo más de la distancia.
Caminar sangrando las heridas
rompiendo paso a paso con la vida
y adentrándose en los oscuros mundos de la envidia.
Correr, con escrúpulos ajenos,
ebria de amor y con los pies ligeros.
Ser toda flores, toda versos, toda oídos,
una arena perdida entre dos mundos,
un ser y un no ser,
un todo y un nada.
Ser tan sólo una mujer
que ha perdido el corazón al final de su alborada.

Desamor

Desamor
16/jul/00
A: Javier




Silencios azules que huelen a misterio.
Magia impregnada en tu quimérica sonrisa.
Sueños que alientan tus sílabas translúcidas
y que presagian luna, sol, agua, fuego, bonanza.

Lontananzas eternas de un amor infinito
que se nutre de versos y de blancos misterios.
Estelar arcoiris que consagra la noche
provocando incertidumbre a mis arrebatadas ansias.

Recuerdos que golpean dulcemente en mi pecho.
Coquíes ronroneando en mis cálidos sueños.
Incitantes caricias acompañan tu nombre.
Interrogaciones supremas: ¡Sin esperanzas!

Telarañas de ensueños que tejiste un día
y quemaste poco a poco con la pasión de tu ardor,
para dejarme hoy sin la más leve caricia,
amortajada en distantes palabras de amor.

Descompuesta

Descompuesta


Nací del germen del amor,
amanecida y descompuesta.
Me nutrí,
de la savia de los besos,
del arcoiris de las lánguidas miradas,
de esencias y sabores que perfumaron la nostalgia de mis alas.

Me alimenté
del cáliz de la vida,
de la música del viento
y de la simiente erguida.
Y fui carne,
y fui espiga,
y fui fuerte,
y fui rebelde.

Me mezclé
con el polen de la esperanza,
con las mieses que están dormidas entre la tibieza de unas sábanas,
con la tierra sin espigas,
con el placer infinito de la palabra,
con el clímax del deseo de la carne y del alma,
con los sueños irrisorios de las estrellas y las hadas
que fulminan “un te quiero”
y realzan las quiméricas pasiones
de los hombres y mujeres de este cielo.

Y salí dolida.
Y salí vencida.
Mendigando besos,
suplicando roces que marcaran esta piel ya ajada por los años y la vida.
esta piel ya dormida.
Y del cielo bajé al infierno que provoca el hielo eterno
de caricias, ya perdidas;
de placeres, ya muertos;
de heridas,
de dolores,
de olvidos...
¡ de mentiras!

Distancia

Distancia
1/dic./99


Transpiro un vaho triste
que envuelve todos mis sentidos.
Sueño con tu sonrisa,
límpida cascada que acaricia.

Un cielo nos une
a pesar de la distancia.
un mar nos llama
con voz de trágica nostalgia.
Un fuego nos abrasa
y nos hace unirnos sin palabras.

Vivir sin ser,
ser sin vivir.
Antítesis del alma.
Locura de instantes que nacen tras la lluvia.
Sueños sumergidos
que convergen en la nada de quiméricos jardines.
¡ Abisal negro y profundo !
Cálida mezcolanza de sueños que nos atan.
Mundos que se miran, se desean, se asimilan…
¡ Pero hiere la distancia !

Somos polos que se aman.
Mar y cielo que se besan a pesar de la distancia.
Luz y sombra, sol y luna, flor y beso.
¡ Oh, oasis de tristeza !
¡ Oh, flor negra del mañana !
¡ Cuánto diera porque el sueño
se mezclara en la distancia
y se unieran dos almas y dos cuerpos
que mueren sin esperanzas !
¡ Sentimientos que en mí nacen
desde el fondo de una lágrima !

Ensoñación

Ensoñación
24/agosto/2000

Cierro mis ojos y despierto a mi interior.
Dulces sueños que transforman mi existencia.
Manantiales de sensaciones diversas
nutren una a una mis células enfermas.
Me deslizo poco a poco, lentamente,
saboreando las delicias de la esencia.
Siendo yo y siendo tú, síntesis de amor,
simbiosis de eternos sentimientos,
que nutren mis eternas fantasías
y dan vida a ilusiones muertas.

Mi corazón como espiga desbocada
cabalga cada uno de los rincones de mi cuerpo
y nuevas sensaciones envuelven cada poro de esta vida enferma.
Sentimientos flotan como nubes
avasallando espíritu, cuerpo, alma.
Dando alas a este inerte corazón
que vuela como bruja enamorada.

Recorro cada una de mis cámaras internas,
reflejando tu luz, que ya es mi luz,
y descubro agazapado en un rincón,
escondiéndose del mundo,
escondiéndose de vos,
ese sentimiento divino que se muestra temeroso,
que resurge desde el fondo, desde adentro,
desde el más allá de lo prohibido,
resurge como eco en la montaña,
resurge como el sol en la mañana,
resurge como el alma de mi tierra,
como la espuma, como el deseo, como la pasión y la gloria,
provocando sensaciones y sueños olvidados.
¡Resurge! Sólo por ti…y para ti.
¡Oh, amor!… Ensoñación de mujer ilusionada.

Eros

Eros


Eros está despierto.
No lo duerme ya nada.
Ni la canción de cuna,
Ni el conteo de ovejas,
ni Edipo ni la luna.

Eros está al acecho.
No se coforma con nada.
Sale sigilosamente,
se confunde con la bruma,
busca y busca en la alborada.

Eros está de fiesta.
Encontró lo que buscaba.
Sensual concierto de cuerpos
Se penetran y se igualan.
Satisfacción: ¡garantizada!

Hoguera

Hoguera
nov./99

¡ Me quemo ! ¡ Me quemo !
Mi cuerpo es flama.
El fuego me abrasa.
¡Estoy atrapada !

Mi cuerpo se vuelve
lengüetas de fuego
que corren dispersas
y el viento inflama.

¡ Me quemo ! ¡Me quemo !
Ya estoy abrasada.
Torrentes de néctar
que apaguen las llamas.

¡Me quemo ! ¡ Me quemo !
Soy hoguera en llamas.
Métaforas blancas,
¡perforen mis alas !

Sólo tú y tu río
apagarán la llama.
De pies a cabeza,
¡ estoy abrasada !

Tu líquido espeso
apagó la llama.
Mi carne transpira
y está bien mojada.

Méfora y verso,
cáliz y mañana,
brújula del tiempo,
¡ qué resurja la flama !

Hoje

Hoje
Portuguese: Prof. Tiago
7/Maio/02


Hoje quero voar alto
(Muito alto)
entre as estrelas
(entre as nubes)
que formam teu céu
e perder-me em teus olhos
e perder-me em nas sombras
que formam tuas lágrimas
e secá-las com beijos
e depois dizer-te baixo:
Quanto te quero!








Kendraly

La aridez de mi mentira

La aridez de mi mentira
2/enero/03



Perdida
en el mundo tumultuoso
de esta vida que es mi vida,
araño las entrañas de mi alma
y me pregunto
si esta vida que aquí vivo
es la vida que merezco,
es la vida prometida.

Tonta de mí
que aún no reconozco
las mentiras, las medias verdades,
las sinuosidades de los hombres
en las caras transformadas día a día.

Soy un mundo,
mi propio mundo,
con preguntas sin respuesta,
con sentimientos no compartidos.
Tengo un mundo, tengo un alma,
tengo un ser que pide a gritos
que salpiquen de dulzores
la aridez de mi mentira.

¡Quiero amor! ¡Quiero caricias!
¡Quiero sentir que estoy aún viva!
¡Quiero sentir que por mi alma
corre un río de ternuras
que se mezcla con otra alma
que también está dormida!
¡No me nieguen la esperanza!
¡No me nieguen estar viva!

Lola Rodríguez de Tió (Primer Premio, 2000)

Lola Rodríguez de Tió
6/agos./00


Lola ataviada con la sonrisa del tiempo.
Amortajada de vida, de ilusiones y sueños.
Mujer de mi tierra, de herencia indomable,
crepúsculos azules y nostálgicas tardes.

Brotaste cual espiga que surge de la nada,
amamantando sueños de maternal hermandad,
arrollando a su paso longevos bastiones
y viviendo prisionera de la modernidad.

Energía de una Lola que vive eternamente,
a través de sus versos, a través de su ideal
y recorre el infinito con el verbo de esperanza,
de naturaleza, de patria, de ríos de libertad.

Lola simiente que nutre nuestro suelo,
que nutre las semillas del amor y la igualdad.
Tu voz prevalece, tus enseñanzas aún viven
en Cuba, Venezuela, Puerto Rico y más allá.

Mujer borinqueña, orgullo de esta tierra,
aroma de derechos, de amores e igualdad.
Borremos las heridas, tronchemos los errores
y abrazadas al tiempo, gritemos: ¡libertad!

México y Borinquen

México y Borinquen
A: Tomás Cortina
25/feb/03



Eternizo mis palabras
en el vuelo silencioso
de tu águila encantada (que es tu pecho)
y en la estrella solitaria (que es el mío)
y que duerme ataviada de colores,
de perfumes, de esperanzas...

Dos amores, dos banderas,
dos pedazos de mi alma
que se alejan y se acercan
en la mar embravecida
de míticas lontananzas.

Y dos manos hoy se yerguen,
ronroneando los momentos
de una dicha compartida,
se entrelazan nuevamente
demostrando que en el amor
no hay distancia,
no hay barreras
que limiten la esperanza,
que limiten esta hoguera.

¡Oh, recuerdos que en la noche
aparecen sorprendidos!
Son tus ojos que me guían,
que reflejan esta esencia
que es la tuya, que es la mía.

Es tu pecho que me llama.
Y son mis manos laboriosas
las que marcan y eternizan
tus palabras prisioneras
en el mar de las caricias.
¡Oh, amores que se extienden
mas allá de las fronteras
y contactan cuerpo y alma
en el prisma primoroso
de la América Dorada!
Eternizo estas palabras
entre tu alma y mi alma.
¡Por tu México y mi Borinquen!
¡Por la América Hispana!

Mi sangre

Mi sangre
4/enero/03




Mi noche es murmullo del viento
guardado como tesoro escondido,
dolor de amar a quien no lo merece,
espada de acero fundido.

Mi noche es un barco llorando nostalgias,
es dolor del placer flagelado,
candor de ortiga, luz de tinieblas,
mi noche es sabor desesperado.

Mi noche es derroche de insanos reproches
que vagan por senderos floridos,
es la bandera de mi sangre
salpicada de horrores nativos.
Mi sangre se forma de espinas,
de dulzores, sabores y amores vencidos.
Mi sangre se nutre de mi noche sediciosa.
¡Mi noche es mi sangre erguida!

Mujer

Mujer
2/jun/00


Silencio mujer: no llores.
Silencio mujer: no sufras.
Las lágrimas devuélvelas al río.
No dejes que nadie te humille,
no dejes que nadie te ignore.
Levanta el pecho, límpiate la cara,
alcemos la voz a un tiempo
orgullosas de ser robles.
Silencio mujer: no pidas
Silencio mujer: no implores.
Los hombres son imágenes falsas,
hipérboles agotadas del tiempo
que dejaron la lanza a un lado
creyendo ser Quijotes
siendo sólo Sanchos doblados.

Silencio mujer: no grites.
Silencio mujer: no mueras.
Tienes el mundo a tus pies: ¡Levántate!
Eres el eje del mundo.
No permitas que te eclipsen.
No permitas que te ignoren.
Eres libre: ¡corre!…¡adelante! ¡resiste!
Sé feliz…no llores…no sufras…
no pidas…no implores…no grites…no mueras…
Sé mujer como nunca lo has sido.
Sé el milagro que ya fuiste.
Sé estandarte. ¡Sé tu misma!

Néctar de amor: 69

Néctar de amor





Miel Olor Sensual a Hombre

Boca Besos fuego

Deseo Lengua Placer

Pasión Panal Delicioso De Miel

Gemidos a Granel Fogata

Caballos Desbocados Candor

Espada Carnosa Unión

Rojo Capullo Abierto Amor



Torrentes de néctar fluyen de los ríos del corazón.

Nostalgia

Nostalgia
A: Bob


Es sábado temprano en los muelles centenarios
de mi viejo San Juan.
La brisa me trae sentimientos de nostalgia.
Ansío tu llamada.
Ese impulso que le da sentido a mi vida.
Cálidas caricias que confortan mis oídos.
Te ansío…te sueño…te deseo…
Desde los pies al alba.
Con cada centímetro de este cuerpo
de mujer enamorada.

Sonidos diferentes penetran en mi piel,
en mi espíritu, en mi alma
y me traen nuevas nostalgias.
Ruido de barcos, trinar de pájaros azules,
voces en lenguas tridimensionales de turistas cansados.
El tic – tac del picador de hielo…
Sonidos en mezcolanza,
en piragua de puerto, en olores de versos
que me unen a ti.
Y más sola me siento en mi isla de ensueños.

Te sueño…te siento…te busco…
Veo tu color de cielo en cada esquina de este muelle.
En cada susurro del viento siento el candor de tu risa.
En cada rayo atrevido siento el calor de tu cuerpo.
Las caricias de la brisa son un preludio de las tuyas.
Y en cada rincón del puerto creo ver tu figura.
Y en cada voz masculina mi mente quisiera oirte
y decirte que soy tuya de la cabeza a los pies.
Completa y dulcemente tuya…
Aunque tú ya no lo quieras creer.

Prohibida

Prohibida

Me quieres por ser prohibida.
Entre verdades y mentiras,
suspiros, juegos y gemidos,
me lo dijiste aquel día.

Te atraigo por ser de otro.
Por llevar otro apellido.
Por saber que otro hombre,
es el dueño de mi destino.

Te gusto por ser de otro.
Por el misterio y el peligro.
Por ser la amante perfecta,
por ser la manzana prohibida.

Me amas porque no afecto
tu vida de macho senil.
Porque me tomas y me dejas
sin tenerme que cumplir.

Si me quieres, si te atraigo,
si te gusto y si me amas,
aprende desde este momento
lo que es sentirse abandonada.

De tu vida hoy me alejo
no puedo ya resistir
engañar y engañarme
por ser prohibida para ti.


¡ Qué pena !

¡ Qué pena !


¡ Qué pena, mi amor !
Ser tan parecidos y a la vez diferentes.
Abrir el mismo cielo,
romper con mil cadenas,
amarnos como locos,
para morir en otros suelos.

¡Qué pena, mi amor!
Que tú seas primavera y yo otoño
Que tú seas el día y yo sea la noche.
Que tú seas melodía y yo verso.
Que tú seas el alma y yo el cuerpo.
Que tú seas la vida y yo sea la muerte.

¡ Qué pena, mi amor !
Que hayamos pecado sin llegar a hacerlo.
¡ Qué pena, mi amor !
Haber nacido en otro espacio y tiempo
y unirnos sólo a través del pensamiento.

Sin sentido

Sin sentido
5/junio/2000


Rebosa la espuma del beso.
Susurra el dolor del amor.
La luna se ha escapado altiva,
va buscando su corazón.
Tu sonrisa encabrita mis ansias.
Tu hechizo ha nutrido mi flor.
Me he robado la tristeza del tiempo
y te he dejado en los labios su ardor.

La nostalgia ha mojado mis vientos.
Los sonidos me quiebran la voz.
Brisa cargada de recuerdos
esfumándose en coquíes sin canción.
El arco se ha borrado a lo lejos.
Los senderos que confluyen no están.
Las huellas se esfumaron de nuevo…
¿ Y el sentido ? … ¡ Algún día volverá !

Soy la dueña de tus silencios

Soy la dueña de tus silencios
A: Luis
2 /sept./02



Soy la dueña de tus silencios.
La que hurga en la molicie
de quiméricas pasiones.
La que sueña con encontrarte
en su bosque poblado de sueños.
Soy la dueña de tus silencios.
De tu no ser,
de tu nada,
o de tu todo.
Ya, ¡qué importa!

Sigo aquí, a tu sombra,
escondida en tu garganta.
Oliendo cascadas de espumas,
sintiendo que sólo soy
prisionera de la nada
y la nada al mismo tiempo.
Sin saber si aún estoy viva
o si lo que siento
es el sonido discorde
del eco de mi corazón.
O tu divagar,
lo que me da la vida.
Me detengo en tus oquedades,
sintiendo el dolor del musgo seco
rompiendo mis carnes dormidas
por la indiferencia de tus silencios.

Dime tú, estatua de bronce
en tu desierto misterio,
¿No soy acaso la llama viva?
¿No soy la fuente dormida,
que en tu llamada obligada,
le dio vida a tu osadía?

¡Estoy aquí, sigo aquí!
Soy la dueña de tus silencios.
¿Hasta cuando?
¡Dilo tú!
¡Qué se me está yendo la vida!

Flotar entre sueños

Flotar entre sueños
23/feb./00


Flotar en la bruma de la palabra y el verso.
Sentir que el amor ha traspasado tus huesos,
que el alma en oquedades se evapora en destellos
y que ascendemos a mundos de emociones y sueños.

He amado así…desesperadamente…como aman los poetas.
He sentido el éxtasis abrasador del infierno,
he deseado cuerpos, he llorado de rabia lágrimas amargas
y he tocado las almas que viven de los sueños.

He cosido con sangre de nostalgias eternas
la figura fantasmal de un amor imposible,
me he sentido mujer temblando de deseos
y arráncandome el alma en idílicos sueños.

He muerto muchas veces en el cosmos infinito
arropando mi cuerpo con la mortaja de los años,
he dorado unos labios con el oro de los siglos
y he comido las frutas del Edén de los sueños.

Les he dado todo, a ti, a ustedes, a ellos…
desgranando mi alma, corrompiendo mis versos.
Y ahora estoy aquí, triste, sola, vacía,
esperando la espuma de mi último sueño.

Tu máscara

Tu máscara
23/feb./2000
A: Zorro

La nébula del silencio
va marcando nuestras vidas.
Sortilegio de misterio.
(una luz tan pequeñita)
emana rocío de estrellas
que gratifica la brisa.

Eres deseo y misterio.
Palpitar de mundos nuevos.
Selva de sueños azules
que se desgajan a un tiempo.
Dime, hombre que te escondes
tras la máscara de un “te quiero”;
¿Sabrás merecer mi espiga?
¿Entenderás mi desvelo?
Hombre - Hades. Hombre - Edén…
Soliloquio de frescura
atado a frases ya hechas
y a las redes de la luna.

Te escondes tras una máscara
de ambiciones y de sueños.
Morirá tu alma triste
tras un altar de deseos.
Serás príncipe en el gobierno,
te llenarán de homenajes,
pero aquí, aún se siente
Tú: “pienso en ti como en mi madre”.

Vencidos poetas

Vencidos poetas
3/enero/03




Abro mis pétalos al mundo,
ropaje oscuro de ilusiones sagradas,
marcadas por espejos de encajes,
en luces de amor transformada.

Sobria ignorancia de vencidos poetas,
lastimosa caricia de mar anhelado,
va volviendo mi vieja nostalgia
refugio solemne de recuerdos dorados.

Cabalgo siluetas de ensueño,
transpiro deseos apagados,
y compro caricias al viento,
sólo por sentir tu aroma idiotizado.

Pétalos se desgajan bohemios
produciendo un dolor torturado
que se cuaja en la arena del tiempo
que convierte mi desdén en verano.

Y soy y no soy tu caricia
y soy y no soy tu regalo
corola de espumas que se deshace
entre mis dedos soberanos.
Y busco refugio en la noche
y coqueteo con pétalos rosados
bebiendo al compás de dos tiempos.
Y siendo mujer: me convierto en pecado.

Espejismo

Espejismo
31/agosto/2005



Mi patria es un espejismo
de cielo y mar, fuentes y lunas,
que se nutre de colores,
de rayos, mieles y espumas.

Mi patria es como un aljibe
de agua quieta, dulce y blanda
que vibra al son de la luna
y crece al son de las dádivas.

Mi patria es como una espiga
digna, esbelta, bella y blanca.
Sangre y flor. Ritmo y danza.
Mezcla perfecta de espejismos en el alma.

Mi patria viste primores
Nata de mar. Verde de bruma.
Encajes de terciopelo
ronronean sus venturas

Mi patria engalana sus faldas
con pimpollos de amapola
y teje sus encantos
con guirnaldas de esperanza.


Es mi patria un llanto grande
Que baja del Yunque isleño
Se entremezcla con la albaca
Y se funde con mis versos.

Extasis pasional: Relato erótico

Extasis pasional
2 lugar Certamen I.C.P.R. - 2001
7/jul./ 00


Caminaba lentamente. Sin ganas. Como si algo mucho más fuerte que su deseo de desplazarse lo mantuviera aferrado al piso. Llegar, no sabía a dónde. Seguía su andar como borracho, como un ser sin voluntad para elegir sus pasos, aferrado a un recuerdo que lo torturaba. Ella…ella… Pero en realidad, ¿quién era ella? ¿Cómo logró entrar en su vida? Sonrió.
Ella estaba allí de nuevo. Veía sus hermosos ojos verdes posados sobre él. La deseaba…la deseaba como lo hacía siempre que la veía acercársele, desde aquella noche de viernes social en que la descubrió tras unas flores inmensas en la sala de estar del hotel. Se encontraba sentada, charlando con un grupo de amigas y bebiendo. Aquellos ojos verdes lo invitaron a acercársele, a convidarla a una copa, a bailar. Aquella boca de ensueño lo incitó a besarla. Aquellas formas turgentes lo invitaron a poseerlas.
Después, encuentros fortuitos en moteles de Caguas. Besos ardientes, encuentros placenteros que después dejaban en él sentimientos de culpa. Pero ella era la más peligrosa droga que él jamás hubiese probado. Trató de alejarse de ella, de sus encuentros amatorios, pero todo lo que planeaba le resultaba mal. Siempre que estaba a su lado perdía la voluntad, se dejaba llevar.
Se encontraron esa tarde después de su salida del trabajo. Horas extras diría. La vio y verla fue desearla. Ella se acercó, lo besó y se sentó a su lado. Fueron todo el camino al motel en silencio. Al llegar se acostó, esperando que ella, como siempre, lo desvistiera. Así lo hizo y él quedó allí, desnudo, inerte, a disposición por completo de sus caprichos de niña mimada. Se dejó hacer…como siempre. Cerró los ojos y sólo sintió. Todos sus sentidos estaban alerta y funcionando. La lengua, la boca, los besos de esa mujer lo trastornaban. Sintió como chupaba y lo transportaba a un mundo de sensaciones, de placer absoluto. Nunca antes había sentido una satisfacción tan plena como con esa mujer. Ni su esposa, ni ninguna de sus amantes anteriores, había logrado transportarlo al mundo de sensaciones y placeres que esta mujer lograba llevarlo. Lo manoseaba, lo chupaba, lo envolvía en tal forma, que a pesar de todo lo que había luchado por dejarla, no había podido hacerlo.
Esa tarde la había llamado. Necesitaba apartarse de ella. Su esposa sospechaba. Pensó que sería la última vez…que después de esto se despedirían para siempre. Pero ahora, todo lo que sentía en ese instante…no sabía si podía prescindir de ello… no sabía. La explosión llegó y como siempre, al abrir los ojos, la vio, mirándolo con picardía, con esos ojos pícaros y malvados y con su deliciosa boca llena de él. La vio buscarlo de nuevo. A veces lo hacía, lo secaba tragando como golosa. Sintió luego su lengua, su boca; cerró los ojos y sintió su boca tibia, deliciosa, su lengua activa, la succión placentera… sintió... con horror, con desesperación, los dientes de su amante aferrados a su miembro. Un grito hondo, profundo, desgarrador, salió de su garganta. Levantó la vista y vio de nuevo la deliciosa boca llena de él…de su sangre y de su hombría.
Siguió caminando. Las estrellas lo miraban burlonas. Él, que había conocido la gloria, él, que lo tenía todo…él, que había sido tan feliz. . .
Tambaleaba... tropezaba... sus pasos se hicieron más lentos… más y más lentos… hasta caer desvanecido en mitad de la calle.

Grisú: Relato Erótico (Tercer Premio ICPR Junior College, 2004)

Grisú
jun. /01


Sólo dos pasos me separan de él. Sólo dos pasos que me parecen siglos. ¡Si me atreviera! Si sólo me atreviera. Un paso más y luego otro. Sólo dos pasos. Eternos dos pasos. Ilusos dos pasos…
Volví la vista. Alcé mi copa y bebí. Los recuerdos volvieron a mi mente como un torbellino sin principio ni fin. Dolía el recuerdo. Todo sucedió una noche igual a ésta y en este mismo lugar. El apareció misteriosamente, de la nada y me ofreció una copa. Conversamos largamente, como amigos que se conocen desde hace tiempo. Me contó aspectos de su vida. Era casado, tenía dos hijos y trabajaba en una agencia de publicidad.
El hablaba y yo bebía y bebía. Ese hombre me embrujaba hasta el punto de sólo desear que siguiera hablando. Todo daba vueltas en mi cabeza. Al ver que no podía guiar se ofreció a llevarme a mi casa. Acepté.
Llegamos a mi apartamento, abrió la cerradura y me ayudó a llegar a la cama. Sentí como sus manos me quitaban la ropa. Después sus manos calientes y varoniles caminaron por todo mi cuerpo desnudo. Cerré los ojos y como si soñara me dejé hacer. Sus manos empezaron en mi pelo y siguieron acariciando mi cara. Unos dedos fuertes entraban y salían de mis oídos. Una lengua suave y húmeda entraba en mi boca, para luego, desde allí recorrer mi cuerpo…mi pecho…mi sexo. Creí morir al sentir aquella lengua, aquella boca succionando. Nunca había experimentado sensaciones tan intensas. Luego, fuertemente, me volvió de espaldas y sentí esa lengua húmeda penetrarme. Fue sólo unos instantes, pues al momento sentí como su sexo se hundía en mis profundidades. Sensaciones prohibidas, jamás experimentadas, pero excitantes, inolvidables.
Cuando me levanté ya no estaba. Sólo quedó su silueta marcada en mi cama, su olor a hombre, en todo mi lecho, su calor varonil en mi cuerpo y sus caricias en mi alma. Lo deseé nuevamente. La vergüenza cubrió mi rostro.
Pasó todo un mes sin que me atreviera a volver a aquel bar. Pero, esta noche, he vuelto... estoy de nuevo aquí. Y él... allí. Y, sólo dos pasos me separan de él. Dos pasos de ilusión, de deseo, de amor. Dos pasos para enfrentarme a mi verdad, a la verdad escondida por 27 años. Dos pasos para dejar de ser y ser, para el cambio total, la metamorfosis, la explosión final. Dos pasos para la afirmación de una realidad: soy homosexual.
Voy a él…

A Julia de Burgos (Segundo Premio M. Joglar cacho, feb/2000)

Julia de Burgos
Julia poeta, Julia mujer…
Julia de la soledad, del dolor y del silencio.
Julia libre, Julia esclava, Julia-Julia.
Yo te he conocido a través de tus versos.
Como tú, he recorrido los senderos de piedras y espinas
y he desandado los caminos del tiempo.
Como tú, el dolor del amor ha traspasado mi pecho
y ha dejado vacío el recuerdo en el lecho.
Yo he conocido cada uno de tus miedos de niña,
y he vivido en tus mundos de ensueño
cobijados en mí por realidades amargas
que carcomen cada uno de mis límpidos sueños.
Y como tú, he amado, amores de silencios.
Y como tú, he llorado y exprimido mis versos.
Mi manantial, tu río. Mi esperanza, tu sueño.
Las aguas que bañaron nuestros cuerpos de niñas
y llenaron de espumas la sensualidad de unos cuerpos
penetrando los poros que dan lugar a la vida,
matizaron nuestros versos en colores eternos.
Tu naturaleza, mi monte. Tus árboles, mis flores.
Musas naturales que filtraron nuestro vuelo.
Tu soledad, mi soledad. Mi dolor, tu dolor.
Sombras misteriosas que opacaron nuestros miedos.
Y navegamos en brumas de nostalgias intensas,
y tejimos ilusiones que estampamos en versos.
¡Ay, poeta…! Somos hijas de una misma patria.
Somos hermanas en la soledad y el silencio.
Somos arena de una misma playa: maestras, poetas, humanas.
Y entretejemos versos como lo hicimos de sueños,
y entretejimos sueños como lo hacemos de versos.
Y vivimos el amor intenso en un sólo dueño
dibujándolo en otros para no morir muriendo.
Julia… Tú que viviste y vives a través de tus versos;
Enséñame a ser fuerte, a tener tu estoicismo,
a vibrar, a sentir y a volar con el viento.
¡Enséñame a vivir a través de tu muerte !
¡Enséñame a morir a través de tu vida!
¡Enséñame a ser yo… enséñame a ser tú… por la poesía!

A Pérez Reverte

Caballero español
A: Arturo Pérez_Reverte
2/feb/03
Caballero misterioso
de la barca de mis sueños,
navegante presuroso
de otros mares, de otros cielos,
traficante de sonrisas
de la España milenaria:
-Ven-
Caminemos de la mano
los senderos de mentiras,
proclamemos las bondades
de la tierra prometida
y adornemos de ternezas
la bandera de la vida.
Caballero prisionero
del mito de la palabra,
que te encierras en tu mundo,
dando vida a otros mundos,
desgajándote en el tiempo,
remontándote en el vuelo
del Fénix de mis recuerdos.
¡Me atormentas con tus ojos
olorosos a misterio!
Caballero español
con la espada enarbolada,
ejercita tu locura
en mi Aldonza trastocada.
No permitas que los vientos
sean más fuertes que tu aliento,
no permitas que tu pluma
sea encantada por mis versos.
Caballero de los sueños
de una noche atormentada,
vuelve la vista a mi tiempo,
conquista mi tierra fértil
y juguemos a ser mitos
en la gloria de unos versos.
No contengas tu carrera,
corre ligero a tu Puerto,
y deja mi etérea palabra
dibujando los misterios
que inspiran las musas tristes
adornadas de recuerdos.
Caballero español…
¡Déjame hacerte parte
de la aureola de mis sueños!

miércoles, 3 de enero de 2007

La poesía


La poesía
30/ marzo/04



Me levanto desperezando el tiempo
para fundirnos en la dádiva del día.
Vaciando el arcoiris de los sueños,
en la fuente primigenia de la poesía.


Las cenizas de la muerte se disponen
a narrar las historias ya dormidas.
Un caudal de palabras se levantan
sintetizando la gracia y la poesía.


Palabras gastadas por la inercia
del susurro ignorante de la vida.
Navegamos en la lengua cotidiana
formando el universo ... de la poesía.

Ahora

Ahora
8/mayo/2004



Me muevo entre sueños
nostalgias y crespones,
colores de des-tiempo
se filtran en mi voz
y el recuerdo adormece
en su cama nacarada
el cuerpo silencioso
que se aferra a un después.


Olores que fermentan
mi alma emblanquecida
de amores que traspasan
oquedades en la piel.
Suspiros y sonidos
se mezclan esta tarde
con voces silenciosas
que añoran un tal vez.


Mil ruidos que penetran
en la rotura de mi vida
calando en la espesura
de esta loca fantasía
que se nutre de tu aliento
que se nutre de mi espera
del dolor de un ayer,
de un ahora y de un después.

A Norma

A Norma
dom/21/dic/2003



¡Ay amiga! Te has marchado a otro cielo
dejando seres tristes que te extrañan,
seres que transpiran de nostalgia
y derraman, por tu ausencia, ríos de lágrimas.

Ángel nuevo. Tus pupilas nos alumbran
desde el ícono del cielo.
Tu sonrisa, arcoiris luminoso,
ya contagia serafines y arcángeles
y al devenir del eco.

Astro nuevo. Ya conoces los secretos misteriosos,
ya tu frente resplandece de aceite-esperanza
y los perfumes de lo eterno
salpican tus níveas alas.

¡Oh Princesa de los sueños de ese bardo enamorado!
Te apagaste tan temprano.
Se cortó el hilo de oro de la rueca de tu vida
y quedó triste tu cielo
y quedó sólo tu amado
y quedó frágil la simiente
fruto de locos poetas enamorados.

¡Oh mujer vuelto ángel!
¡Oh ángel vuelto esperanza!
No permitas que se rompan las cadenas de la vida.
A pesar de la distancia que hubo antes,
a pesar de la distancia que hay ahora,
haz que el prisma poderoso de los rayos de tu amor
contagie a todos con su aura
y confluyan los amores de tu cielo y de este cielo
y reviva la esperanza de la vida
y bajo el manto de tu alma apasionada,
¡Reviva la esperanza del Amor!


Kendraly

El reloj

El reloj


El reloj de la sala dio doce campanadas que le hicieron recordar a Lucas que debía haber telefoneado a su esposa después de acostar a los niños. Myriam se encontraba fuera de la isla en cuestiones de trabajo, por lo que no podría pasar el fin de semana con ellos. Así que, como muchas otras veces, le tocaría a él hacerse cargo de los niños y de la casa.
Después de colgar el teléfono, fue a ver a sus hijos y luego se dirigió a su cuarto.
Se despertó a las cinco de la mañana sobresaltado. Sin saber por qué buscó el cuerpo de su esposa en la cama. La vio allí, como siempre. Su presencia lo alivió. Myriam sintió que él la observaba y abrió sus ojos perezosos. Le sonrió con esa sonrisa tan suya, tan hermosa; que le hacía olvidar todos los males del mundo. Lucas buscó sus labios, como tantas otras veces. Amaba a su mujer, la adoraba, era el centro de su vida. Se habían casado diez años antes y desde entonces se consideraba el hombre más feliz del mundo. Esa mañana, como tantas otras, hicieron el amor como desesperados, queriendo fundirse y perpetuarse cada uno en el cuerpo del otro. Exhaustos, se quedaron dormidos rápidamente.
El reloj despertador sonó a las siete. Salió sigilosamente y se metió al baño. Al rato partió hacia lo que consideraba su trabajo. Mientras, un silencio sepulcral quedaba tras él.
Regresó a las cinco de la tarde. Los niños ya estaban bañados y vestidos. La comida servida y todo limpio y en su lugar. Miró a su familia y respiró tranquilo. Myriam era contable en un banco muy importante en la Milla de Oro. Se sentía muy orgulloso de ella. Tenían dos niños preciosos y saludables. ¡Qué más se podía pedir!
Después de jugar con sus tesoros y ver los muñequitos, los mandó a dormir. Él se sentó a leer, como todas las noches. Mientras, en la televisión, pasaban la noticia del suicidio de una mujer cuyos hijos habían sido asesinados. No le prestó atención a la noticia, pero decidió irse a dormir.
De nuevo el sobresalto. Siempre a la misma hora. Esta vez, al despertar, se fijó en los ojos amorosos de su esposa. Ella, sin emitir palabras, lo besó como queriendo borrarle la pesadilla que lo atormentaba. Esos besos lo transportaron a un mundo de felicidad, que le hizo olvidarse de todo que no fueran ellos.
El reloj despertador sonó a las 8:00 AM. Una nueva mañana lo recibió, llena de colores y esperanzas. Lucas recordó que era domingo y que su esposa llegaría pronto. Fue al cuarto de los niños y vio sus camitas hechas. Le extrañó, pues los había dejados acostaditos por la noche. Los llamó, pero no obtuvo respuesta. Comenzó a desesperarse cuando vio que no estaban por toda la casa. Como un loco salió a la calle y siguió llamando a sus niños por sus nombres: “Carlos… Marcos… ¿Dónde están? No se me escondan. Hijos, por favor, no se escondan.” Su voz temblorosa y desesperada se oía por todas las habitaciones de la casa. Se asustó aún más cuando pensó que su esposa pronto llegaría y no encontraría a los niños. ¿Qué le diría? Myriam sin sus niños se moriría de pena.
Un carro se estacionó frente a la casa. Lucas corrió hacia él con la ilusión de que fuera ella. Pero pronto se dio cuenta que quien bajaba era su hermano Javier. Éste lo miró con infinita ternura, mientras le decía: “Lucas, ven…acompáñame. Te llevaré a un lugar donde te ayudarán.” Abrazó a su hermano mientras su mente divagaba entre imágenes de raptos, asesinatos y suicidio. Lloró en el hombro de Javier, repitiendo que su familia se había ido y ahora estaba solo.
Juntos entraron en el auto. Mientras, en la casa, su esposa y sus hijos le observaban y se despedían de ese padre amoroso y tierno que prefería vivir en el mundo de las ilusiones y los sueños.

Un velorio

Un velorio
Domingo, 5/jun/2005
a Nana (QePd)

Las raíces del recuerdo
surgen lentas al azar.
Son los lazos de familia
unidos por la fatalidad.
Un velorio nos reúne
tras largos años de azarosa humanidad.
Allí los primos multiplicados,
tíos, nietos, un millar;
los amigos, los vecinos;
savia dulce de un triste recordar.
Una lágrima trae el río
de años que ya no volverán.
Allí están todos los caminos,
blancos senderos de longevo peregrinar.
Rostros marcados por el tiempo,
rostros nuevos,
y rostros que de nuevo surgirán.
Es el amor que une las raíces
que con el tiempo de nuevo se perderán
hasta que el dolor de nuevo
surja dulce... para recordar.

Nuestros políticos

Nuestros políticos...

Antonio S. Pedreira (1898 – 1939) en su libro Insularismo, ensayos sobre la interpretación de la realidad puertorriqueña, trató de contestar las preguntas básicas del problema de la identidad puertorriqueña. En este libro planteó algunos de los problemas que existían en el Puerto Rico de su época. Problemas como la falta de educación, la pobreza, la política. ¡Ah! La política. Sal y pimienta del intelecto boricua. Del dime y direte diario. Del quítate tú para ponerme yo. El mal del pobre y sobre todo de la clase media. El compadrazgo de la clase pudiente. La política... el mayor de los problemas en Puerto Rico... después de la criminalidad.
Para Pedreira, la política “Ayer era un deber patriótico – sin embargo- hoy (en su época) es una profesión”, ( y en la época en que vivimos, o mal vivimos, es un circo ). Los políticos, como payasos gesticulan, bostezan, hacen mímicas por sus celulares, chistes, bromas,... ¡Qué no hacen en ese circo romano de la política puertorriqueña!
Considero, primero, que los políticos, deberían estudiar, como mínimo, un bachillerato. Si no, ¿qué ejemplo son para nuestros jóvenes? Éstos pensarán y con razón, que no hay que estudiar, que no hay que superarse, que sólo basta con una buena “pala”, “padrinos”, suerte y unos cuantos besos y abrazos, y algunas caminatas por el pueblo que se interesa, para encumbrarse.
Y que me dicen de las peleas, discusiones, insultos que se arman en el capitolio o en los pueblos. “Es una vergüenza para el pueblo de Puerto Rico”. Lo dicho. Nuestros políticos necesitan educarse. No sólo en el aspecto académico sino también en el cultural (recuerden lo que dijo una de nuestras legisladoras sobre el insigne escritor puertorriqueño Enrique Laguerre); en lo social, ¿Cuántas disputas no vemos y oímos a diario? Otros cursos que deberían tomar los políticos son cursos de oratoria, dicción, diplomacia, y sobre todo valores. Un curso de finanzas, para que puedan cuadrar el presupuesto a favor del pueblo, no estaría del todo mal. Varias clasecitas de aprender a conducir, deben ser imprescindibles. Estos son sólo algunos de los cursos que deberían tomar nuestros políticos. Así serían ejemplo para las mentes de nuestros jóvenes estudiante
Así que políticos, den el ejemplo y asistan a la escuela. Es por el bien de Puerto Rico, de nuestros jóvenes, de nuestra gente.

Un día más

Un día más
21/septiembre/2005


Miro el firmamento.
Fantasía que transmite
un mundo de mundos nuevos,
de traviesos seres blancos
que navegan en el mar soñoliento
que es el cielo.

Y yo...
Cual pájaro adivino
despliego mis alas
y siento los olores a café,
de mi tierra borincana.
Olores que transpiran en mi alma
y me arropo con la niebla
de mis cristalinas aguas.

Y yo...
Palpo los colores reflejados
en mis ansias
que sedientas de caricias
bambolean cual crisálidas.
Es un día más en mi hogar,
en la tierra primorosa... de mi edén insular.

El cuerpo (Mención, FMPR, nov 2005)

El cuerpo

Martín se levantó rápidamente. Tenía una conferencia muy importante a las 8:00 am y no quería llegar tarde. No imaginaba que un tapón colosal lo estaba esperando a pasos de su residencia. Miró a la mujer que conducía el Toyota que estaba a su lado y le hizo señas preguntándole que pasaba. Ella con una mueca le dio a entender que no sabía nada.
El joven del carro amarillo supo que esa mañana no llegaría a tiempo a su examen de química. Después de blasfemar un rato, se puso a oír música.
Los bocinazos retumbaban en todo el expreso. Nadie sabía que ocurría y a medida que el tiempo transcurría más impaciente se ponía la gente.
Martín cambio el radio a una estación de noticias. Tal vez dirían a qué se debía ese maldito tapón. La noticia no se hizo esperar. Habían atropellado a un hombre en plena avenida Las Américas. Pero, ¿A quién se le ocurre cruzar la avenida, y más a esa hora de la mañana en que todos salen de sus casas? Debía ser uno de esos borrachos. Y por culpa de un maldito borracho llegaría tarde a una entrevista en que se jugaba su futuro.
Más tarde Eloísa escuchó que había un cuerpo tirado en la avenida. Un hombre al que habían asesinado de varios disparos. Las drogas – pensó. Un bichote menos en este país arropado por las drogas.
Fue pasando el tiempo. Martín pasó por el carril cerca del cuerpo. Era un hombre joven. Estaba lleno de sangre.
Lidia al pasar vio el cadáver en el otro carril. También vio los casquillos de balas. No había dudas, le habían disparado. Otro muerto más por la ola criminal que azota el país.
Para Carlos fue menos dramático. Pensó que lo habían eliminado por líos de faldas. Siempre y en última instancia las mujeres eran las culpables de las desgracias de los hombres.
Un policía se tomó la iniciativa de tapar el cuerpo. Los automovilistas siguieron pasando por el único carril disponible. Mientras, el cuerpo, tirado en plena avenida, se calentaba bajo el tibio sol del amanecer borincano.

- Hijo, te has pasado toda la noche cuidando a tu mamá. Ya es hora de que descanses.
- ¿Qué hora es, abuelita?
- Las cuatro. Ve a dormir un poco.
- Sólo dos horas. Tengo que ir a buscar el libro de Cálculo a la casa de Julio. Tengo examen a las cuatro y todavía debo leer dos capítulos.
Roberto se acomodó en su cama y un par de horas después su abuela lo despertaba. Salió del residencial hasta llegar a la urbanización donde vivía su amigo. Cuando llegó a la casa de éste le extraño que aún no estuvieran despiertos. Tocó a la puerta, pero nadie respondió. Siguió tocando pero sólo le respondía el silencio. Lo llamó a viva voz, pero sólo le respondió el silencio. Decidió dar la vuelta e ir directo a la ventana del cuarto de su amigo. Tocó en la persiana y nada. Metió la mano y abrió un poco la ventana. Vio un cuerpo en la cama, así que volvió a tocar. El cuerpo no se movió. Abrió más la ventana. Le extrañó que su amigo no le respondiera. Siguió tocando. De pronto un hombre apareció en el umbral de la puerta del cuarto de su amigo. Miró una de sus manos donde un objeto resplandecía con la luz que entraba por la ventana medio abierta. Era una pistola. El tipo le apuntó.
Roberto sintió que el terror lo paralizaba. Logró reponerse y echó a correr.
Siguió corriendo hasta que no pudo más. Cayó en plena avenida. Exhausto se quedó allí, tendido. Su mente le decía que debía ponerse de pie y seguir corriendo. Su madre enferma lo esperaba. Su abuela se preocuparía. Tenía un examen de química esa tarde. Tenía sueños, quería ser doctor, ayudar a su madre enferma, a su abuela que estaba ya muy viejita. Sería el primero de su familia que terminaría una carrera. Lo haría por su madre y su abuela. Ellas se habían sacrificado mucho por él y ahora era tiempo de que él se hiciera cargo de ellas. Quería sacarlas de ese residencial, darles una vida mejor.
Trató de incorporarse. No sabía por que no podía hacerlo. Se sentía bien, pero las fuerzas no le permitían ponerse de pie. Sintió bocinazos, maldiciones, voces. ¿Qué pasaba? ¿Por qué no podía incorporarse?
Recordó que hacía apenas una semana era él el que estaba en un tapón. Venía con su novia y le molestó muchísimo el tapón que le hacía llegar tarde al trabajo. ¡Qué coraje!
Recordó que tenía cita a las nueve con el gerente de la megatienda donde trabajaba. De seguro le iba a aumentar las horas de trabajo. Era un empleado ejemplar. Su disciplina y afán de superación le habían hecho el trabajador del mes de agosto.
Trató de incorporarse de nuevo. Pero tampoco lo logró. Un dolor en el costado le resultó extraño. Y más extraño fue que le taparan con una sábana. ¿Qué pasa? Trató de hablar y no pudo. No salía sonido de sus cuerdas vocales.
Pensó en su madre de nuevo. ¡Pobrecita! Debía comprarle las medicinas. Pero, ¿Qué pasa? ¿Por qué no puedo levantarme de aquí? ¡Quítenme esta sábana!
De pronto algo vino a su memoria. Vio a su amigo de pie junto a él. Le tendía los brazos. Esta vez sí pudo incorporarse. ¡Esta vez sí pudo comprender que estaba muerto!
Esa mañana la primera plana de los noticieros de todo el país fue el asesinato de una familia en una urbanización y la de un joven en la avenida Las Américas. Aún no se sabe si existe relación entre ambos sucesos.

Medrana

Medrana*
Historia de mujeres

Sintió el golpe seco retumbar varias veces en cada uno de sus dientes. Su quijada vibró. Un fuego doloroso se posesionó de su mandíbula temblorosa. De repente tuvo la certeza de que su cabello se desprendía con todo y piel de su cráneo. El hombre la halaba. Logró ponerse en pie, pero otro golpe en el abdomen la obligó a doblarse. Cuando se dio cuenta de lo que ocurría, ya no sentía. Su mente se refugiaba en senderos oscuros, su piel adolorida, resquebrajada, hinchada, parecía que ya no era la suya. La sangre se dejaba caer de sus labios y de su nariz. Los ojos ya no tenían cabida para la luz. Quiso morir. Sí, morir… morir para dejar de sentir tanto dolor, tanta humillación.
El hombre la miró tirada en el suelo, llena de sangre, hecha un guiñapo de mujer. Trató de acercarse y ella tembló esperando un nuevo golpe. Pero ésta vez, el hombre le dio la espalda y salió a la calle. Quedó allí, en su eterna pesadilla.
Un llanto ahogado llegó a sus oídos haciendo vibrar su corazón de madre. Su hijo se encargó de recordarle que había alguien que la necesitaba. Arrastrándose, fue hacia él. El niño le tendió sus manitas y le sonrió. Lo cogió como pudo. Luego, buscó algunas cosas y se metió en su auto. Debía alejarse de ese hombre maltratante.
Se limpió la cara, trató de abrir los ojos, ya morados por los golpes. Vio los ojitos resplandecientes del perrito de peluche que tenía al frente. Se parecían a veces a los de su hijo, a veces a los de ella. Eran dos ojitos tristes, confidentes. Alguna vez se imaginó que lloraban con ella.
Su amiga Beatriz la recibió con la misma cantaleta de siempre. “Berta, ¿Pero cómo es posible que le permitas llegar a tanto? Tienes que denunciarlo. No es justo para ti, amiga”.
No habló. Sabía que su amiga tenía razón. Pero sería inútil. Lo denunciaba. El prometía cambiar. Ella lo perdonaba. Y más tarde se repetiría la misma historia.
__ Sólo déjame pasar aquí la noche, ¡Por favor!
__ Sabes que ésta es tu casa. Pero repito, es injusto.
¿Qué es justo y que injusto en esta vida? – se preguntó. Había terminado una carrera que no ejercía. Conoció a ese hombre tan inteligente e importante. Se casaron. Él le ofreció todo lo que una chica de su edad podría aspirar: casa, seguridad, amor.
A los tres meses le dijo los primeros insultos. A los cinco le dio la primera bofetada y a los diez meses tuvo su primera incursión al hospital. “Perdóname. No volverá a ocurrir. Te amo tanto.” Frases que se repetían cada vez con mayor frecuencia.
Esta vez Berta se mantuvo firme en su decisión de no volver a su casa. Él insistió en que lo perdonara. “Que iría al psicólogo, al psiquiatra, a donde ella quisiera.” Le llevaba todos los días la leche y los pañales del niño. Hubo días que le llevó flores a ella y juguetes al bebé. Su amiga le decía que no cediera, pero cinco semanas después regresó a la casa.
Fueron meses de casi completa felicidad. Pero, en la mente de Berta, siempre rondaba el miedo. Un día cualquiera él volvería a enfurecerse. Lo que ocurrió tres meses después, la noche del Día de los Enamorados. La invitó a cenar y la estaban pasando divinamente, hasta que un joven se acercó a ella y le preguntó si era familia de una tal Julia. Su hombre en esos momentos salía del baño, la cogió por la mano y la llevó al auto. Con esa calma que precede a un temporal, le preguntó quién era el hombre. Ella no supo decirle. Sin darle tiempo a nada, la agarró del pelo y la tiró contra el frente del carro, una, dos, tres veces; las lágrimas de Berta se mezclaban con su sangre. Siguió castigándola mientras gritaba como desquiciado. “Eres una puta. Igual que la mujer de mi padre. Ya me lo decía él, con las mujeres hay que tener cuidado. Siempre engañan. Pero tú no vas a hacer como mi madre. No me vas a abandonar. Primero te mato.”
Siguió escuchando insultos. Cada vez más lejos… más lejos… y se desmayó.
___ Berta ¿Cómo te encuentras? Mira quien vino a verte.
Su amiga Beatriz estaba allí, con su hijito en brazos. Lo tomó en los suyos. Lo besó. Le prometió miles de cosas, mientras su amiga le daba la noticia.
___ Hoy te dan de alta, así que a tu casa. A cuidar a nuestro niño. Libre de golpes y malos tratos.
___ Sí amiga y a ser feliz.
Berta recordó lo acontecido días atrás. Recordó la golpiza de su marido. El carro deslizándose por la carretera. Su desmayo. Su dolor al recobrar el conocimiento. Más golpes y luego, desde el frente del carro vio como su perrito dálmata caía sobre su hombre. Éste trataba de alejarlo de sí, pero increíblemente el perrito seguía sobre su cara. No sabe si lo vio o lo imaginó, pero unos dientes se clavaron en los ojos de su hombre. Lo oyó gritar, mientras el carro rodaba por la pendiente. Y en un momento sintió como su perrito de peluche… ¿de peluche?... caía sobre ella y la sacaba fuera del carro. Así la encontraron: tirada, golpeada, casi muerta… y el perrito de peluche a su lado. El cadáver de su esposo estaba irreconocible.
Berta recogió sus cosas. Tomó a su hijo en brazos. Miró el buró y con la mano derecha tomó al muñequito de peluche y lo colocó sobre el pecho de su hijo.
Brígida escuchó un “gracias” y pensó que esa palabra iba dirigida a ella.










* Miedo, terror

Círculo de infinitivos

Círculo de infinitivos
27/11/06
A Sebastián Jorgi


Nacer:
del volcán,
matriz etérea:
de agua, luz, fuego y cenizas.
O del musgo fresco,
natátil de la noche en exactitud eterna.
Nacer del limbo de la esencia y…
Romper.

Romper:
con pretensiones,
con ensueños,
con tristezas que adormecen,
con dolores que se meten tan adentro.
Romper con esos miedos que lastiman y…
Amar.

Amar:
la sombra turgente
en el batir de alas dormidas,
sentirme dulce de leche
ante el altar de tu vida.
Amar la dicha suprema
de versar con las palabras,
buscando donde se anudan los versos
y se entretejen las metáforas y…
vivir.

Vivir:
en versos encadenados
la cadena de la vida
moldeando los corazones,
sentir el viento que muerde
nuestra médula divina,
beber a sorbos profundos
la locura de estar viva.
Vivir el temor de la sonrisa,
del dolor, de la alegría,
del amigo que se va y …
morir.

Morir:
lapidario de la vida,
cáliz de los recuerdos,
prosapia hace tiempo perdida.
Sentir que no se siente,
quedar ante tus ojos vencida
Morir saltando sueños y…
Nacer.

Nacer:
del árbol de la vida…


Madres



Madres
A: María Luisa, Doris y Mildred




Son tres lágrimas que discurren lentamente
por la mar embravecida que es el tiempo.
Tres corazones que viajan por la vida,
son tres rosas deshojadas por el viento.

Aquí la abuela / mujer niña,
que ha vivido las tormentas de los viejos.
Va cargando la angostura de los años.
Va formando un manojo de recuerdos.

Ahí la madre/ cuarenta primaveras
que deambulan en el mundo de los sueños.
En sus ojos el amor abrió la puerta,
su sonrisa presagia mundos nuevos.

Allí la hija/ niña mujer,
con su vientre abultado,
con sus dudas, sus miedos y pesares.
Juventud triste que vive el momento.
La semilla fortalece su legado.

Son tres lágrimas
abrazadas a la vida,
haciendo frente al correr de tiempos nuevos.
Son mujeres que vencieron las barreras.
¡Son las madres de mi tierra borinqueña!

Gürubello




Gürubello




Hoy, (un mañana de ilusiones truncadas.)
Soy una con el viento
que nutre de movimientos mis alas.
Soy una con la caricia placentera
del travieso Sol que sale de madrugada
sobre la cantera graniza de mi tierra borincana.
Soy una con el graznido
de mil pájaros soñolientos
que lastiman el silencio de esta mañana templada.
Soy una con la flor
que eterniza su belleza
y me mira desde su altivez de diosa analfabeta.
Soy una con la esperanza de un futuro blanco almidonado.
Soy una con la ilusión de estar ilusionada.

Hoy, (el mañana de un futuro incierto.)
Contemplo la belleza de mi tierra borincana
que se engalana de colores tornasoles:
verde, esmeralda, granate, amarillo lisonjero…
¡Oh, mi pequeño tesoro donde di vida a mis primeros sueños!
¡Oh, mi barrio eternizado en un círculo verdoso
donde reina Gürubello como gigante adormilado!
Este valle de Dolores, de colores y verdores…
es la tierra prometida que arrulló mis madrugadas,
falda donde vine al mundo,
que nutrió con su pétalo materno
mis fantasías de niña solitaria,
que cobijó a mis ancestros,
que dio vida a mis palabras.
Es la tierra de mis primeras ilusiones,
mis amores, mis tontadas…
Gürubello, tan altivo como siempre,
me contempla desde su altura estilizada.

Hoy que soy una en el tiempo
vengo a ti, monte glorioso,
pedazo de mi tierra borincana
que aún conservas la inocencia
de esta inocencia mancillada,
vengo a entregarte mis sueños.
Hoy, que soy ropaje de ensueño,
vengo a entregarte mis alas.

De Rodillas

DE RODILLAS
1 /ABRIL/ 05



De rodillas
sin saber por qué ni cuándo.
Dolor de nada.
Amor de un todo.
Pedazos de una vida
que a cada golpe del destino se pregunta:
¿Quién soy? ¿De qué estoy hecha?
¿Por qué soy yo y no soy tú?
Preguntas que golpean,
que desgajan,
que corrompen la esperanza de un mañana.
Mi mirada se desvía
a tu belleza extasiada.
Mi reflejo me responde…
Resplandor que opaca a golpes
que entumece las arterias de esta alma.
Pero ya, ¡Qué importa!
Nubarrones hoy ocultan y oscurecen
los tormentos de este todo que es la nada.
Un milagro, una lágrima, un desvelo…
Las arrugas de mi alma me preguntan:
¿Qué te han hecho? ¿Dónde se esconde el amor que pregonabas?
De rodillas… aquí desvivo.
De rodillas… ante Tu alma.

Reflejos

Reflejos
13/dic/2006
A: Sebastián



Miró su reflejo en el espejo. Poco a poco se fue acercando hasta que la imagen se reflejó a sí misma y él se convirtió en su imagen. Cerró los ojos y se dejó ir.
……
Despertó sobresaltado. Estaba en una cama de hospital. Estaba allí sin saber por qué, sin saber qué había pasado.
Una enfermera entró y le preguntó como se sentía. Sentir – pensó – sentir… en realidad, ¿cómo me siento? Su cerebro no coordinaba. Sus pensamientos se perdieron en el laberinto de interrogantes y recuerdos…
……
Zoraida le impactó desde que la conoció. Su sonrisa pícara, su belleza natural y ese don de acaparar la atención de todo aquel que se le acercaba le fascinó. Verla y enamorarse de ella fue simultáneo. Ya a los seis meses habían decidido casarse. Las familias de ambos prepararon todo. Brian tenía 25 años y Zoraida 26, él maestro de historia y ella contable de uno de los bancos más importantes de la Milla de oro.
Se casaron. La luna de miel fue fabulosa, los primeros meses de felicidad total. Pronto ambos volvieron a la rutina de sus trabajos, ahogados en el quehacer diario del vivir actual. Habían decidido que por el momento no tendrían hijos. Esperarían hasta adaptarse ambos a la vida matrimonial.
Brian notó que el carácter de su esposa estaba cambiando. Llegaba del trabajo de mal humor, cansada y la mayoría de las veces más tarde de lo usual. Cuando le preguntaba, ella contestaba de forma grosera.
El hombre se ocupaba de cocinar cada vez que llegaba antes que ella, que era casi siempre. Ya la mujer no fregaba, ni limpiaba la casa, siempre con la excusa de que estaba cansada. Él la excusaba pensando que ella trabajaba y ganaba más que él, tenía más responsabilidades, su vida era más complicada,
Decidió dejar todo así, pero las cosas se siguieron complicando. Él llegaba a recoger, cocinar y fregar. Más tarde hacía los trabajos de la escuela.
Poco tiempo después salieron a una fiesta que daban unos amigos y vio a Zoraida coqueteando con uno de ellos. Esto lo sorprendió. La cogió del brazo y la obligó a entrar en el carro. Cuando llegaron a la casa la increpó. Ella estaba furiosa por la vergüenza que le había hecho pasar ante sus amigos. Nunca la había visto así. Se le fue encima, lo empujó y le dio puños en la cara y en los brazos. El asombro de Brian no tuvo límites, pero aguantó la violencia física y verbal de su mujer.
Al otro día decidió hablar con su mujer tan pronto llegara del trabajo . Pero, Zoraida se comportó como si no hubiera pasado nada. Pensó que no debía permitir que esa situación continuara. Él no la maltrataba. ¿Por qué ella debía hacerlo con él? Pensó en su madre. ¿Qué pensaría ella si le contara que su mujer lo maltrataba? ¿Y su padre? La vergüenza encendió su rostro.
El tiempo pasó y una noche Zoraida no llegó a dormir. Brian estaba furioso. Le preguntó dónde y con quién había pasado la noche. Ella lo miró desde lejos. Como si no lo escuchara. Cuando él siguió insistiendo, ella se volteó y le tiró con la cartera, agarró un florero y se lo rompió en la cabeza.
……

Del hospital volvió a la casa, recogió todas sus cosas y se fue.
……
Vivía solo en un pequeño estudio. Ahora mirándose en el espejo volvía a su mente la ilusión, la alegría, la esperanza.
Salieron y disfrutaron como cuando eran novios. Fue una noche maravillosa. Se hicieron muchas promesas. Ambos pondrían de su parte. Se amaban por sobre todas las cosas.
Pasó el tiempo. Una noche Zoraida llegó pasada de copas y le increpó por no tener la comida lista. Sus ojos despedían fuego. Brian se asustó al ver a su mujer así. Trató de calmarla pero ésta siguió peleándole. Esta vez cogió la sartén y le dio por la cabeza. Brian titubeó por unos segundos, hasta que cayó sobre la esquina de la mesa. Un hilo de sangre comenzó a salir de la herida. Al verlo inconsciente, Zoraida se asustó y comenzó a llamarlo. Buscó su pulso y con horror se dio cuenta que no lo sentía. Brian estaba muerto. Lágrimas de dolor y desesperación comenzaron a aflorar por los ojos de la mujer.
……
El espejo la reflejó y a su vez reflejó a su padre frente al cuerpo de su madre.

Mis nietos Ratoncitos preciosos de la mano de Dios. Mis ninitos queridos querubines de Dios. Mis razones de vida mi legado de Dios.